El mercado español ha tenido que esperar casi tres años para protagonizar una oferta pública de venta (OPV), la del grupo con sede en Londres eDreams Odigeo. Tantos meses de espera se han visto decepcionados por el pobre debut en bolsa del grupo turístico, que ha perdido un 4,3% de su valor. La caída podría haber sido mayor si no hubiera entrado en juego JP Morgan, el agente de estabilización del valor, que ha comprado a manos llenas acciones de la compañía, que ha llegado a perder un máximo del 7%.
“La decepción ha sido absoluta. La bolsa española necesitaba una operación exitosa desde el minuto uno para alentar futuras ofertas de acciones. Pero una vez más se ha demostrado que los vendedores no están por la labor de dejar un amplio margen de revalorización a los inversores que compran los títulos. Y eso que a la vista de las reticencias de los potenciales compradores, la compañía había rebajado el precio de colocación”, aseguran en un banco extranjero que no ha participado en la operación.
Efectivamente, el 1 de abril el grupo participado por los grupos de capital riesgo Permira y Ardina metió la tijera al precio de venta hasta los 10,25 euros desde los 11,5 fijados inicialmente como nivel más alto posible. ¿Pura generosidad? No. Simplemente el reconocimiento de que los grandes fondos institucionales no estaban dispuestos a poner ni un solo céntimo más sobre la mesa.
La fuerte caída de la cotizacion de Odigeo ha devuelto a los inversores el mal sabor de boca que dejaron en el verano de 2011 las dos últimas OPV puras realizadas en suelo español: Bankia y Banca Cívica. La primera repitió cambio gracias a las compras de los bancos coordinadores de la operación después de acumular una caída superior al 6%. Y la segunda –integrada hoy en Caixabank- hizo la misma jugada. Lo que vino después fue un fiasco extraordinario.
Por supuesto que las historias de ambos bancos nada tienen que ver con la de un grupo como eDreams Odigeo, un operador turístico que va a destinar parte de la liquidez captada a reducir deuda y que también podría afrontar nuevas compras. Además, hay una diferencia sustancial con las OPV anteriores, y es que en esta oferta y en las que vienen no hay tramo minorista. Es decir, que no se venden acciones a inversores particulares.
La siguiente OPV en el calendario, la de la Applus Services (Applus+), también está dirigida íntegramente a inversores institucionales. Como en el caso de Odigeo, los fondos de capital riesgo son también los accionistas mayoritarios del grupo, con Carlyle a la cabeza. “Para las empresas, es más fácil vender sólo a inversores profesionales. Se evitan la volatilidad que generan los particulares y consiguen que los supervisores bajen el listón de las cautelas en los procesos de salidas a bolsa”, señalan en fuentes de la banca de inversión.
La propia presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, ha asegurado este martes que hay otras dos o tres empresas que tienen intención de empezar a cotizar en la bolsa española y se ha felicitado de la “buena señal” que es que existan compañías que quieran salir a bolsa en suelo español. Respecto a los tramos minoristas, ha asegurado que se está trabajando para que las próximas OPV tengan tramo minorista. De momento, y a la espera de la evolución de Odigeo en las próximas sesiones, el debut de la primera compañía que pisa suelo español en un trienio no alienta precisamente una avalancha de compras de particulares.