Parece un último intento por esquivar el ‘desastre’. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha citado en la Casa Blanca , a los principales líderes, demócratas y republicanos del Congreso. Los medios estadounidenses no esperan gran cosa del encuentro y casi dan por hecho, que a partir de las 24.00 horas, entrará en vigor ese recorte indiscriminado de gasto público, por valor de 85.000 millones de dólares (65.000 millones de euros), que se debería efectuar de aquí a septiembre. Es el otro ‘brazo’ del precipicio fiscal.
Si en enero, demócratas y republicanos consiguieron llegar a un acuerdo sobre la subida de impuestos, de manera que afectara menos a la clase media y más a las grandes fortunas, ahora, no parece que los republicanos estén dispuestos a ceder. Ayer, el Senado no logró avanzar en sendas alternativas, presentadas por ambos partidos, para flexibilizar los recortes a toda la burocracia federal.
Obama se encontrará con el líder de la mayoría demócrata y el de la minoría republicana en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, respectivamente, y con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y la líder de la minoría demócrata en ese órgano, Nancy Pelosi.
Los republicanos prácticamente dan por hecho que se debe recortar, y aunque admiten que preferirían hacerlo de una manera más progresiva o racional, piensan que es mejor un ‘mal recorte’, que nada.
Sin un acuerdo de última hora, los recortes afectarán a todos los presupuestos de la burocracia federal, pero la mitad son para Defensa, el Pentágono.
El estancamiento en las negociaciones se debe a las discrepancias entre demócratas y republicanos sobre la configuración de los impuestos en un eventual acuerdo.
La Casa Blanca, y los demócratas en el Congreso, insisten en aumentar los ingresos al fisco mediante la eliminación de resquicios legales y de diversas deducciones tributarias, para así compensar los recortes al gasto público.
Pero los republicanos, en general, se oponen a lo que consideran como una subida de impuestos y exigen que la solución venga sólo de la mano de recortes fiscales.