El operador de bolsa francés Jérome Kerviel, fue condenado a cinco años de prisión por provocar un total de 4.900 millones de euros en pérdidas a la Société Générale, donde trabajaba desde el año 2000. El fraude salió a la luz en 2008.
Se le condenó por los siguientes cargos: falsificación y utilización fraudulenta de datos bancarios, y por abuso de confianza.
Kerviel se defendió alegando que no actuó solo y que sus superiores estaban al corriente de lo que hacía. La compañía negó esta acusación. Y el Tribunal dictaminó que el brooker francés era el único culpable de todos los cargos que pesan sobre él.
David Koubbi, abogado de Kerviel, le interpuso dos denuncias al banco, la primera por estafa, reprochandole a la entidad haber escondido entonces al tribunal que se había beneficiado de una deducción fiscal de 1.700 millones de euros en concepto de «pérdida excepcional» por el fraude que él causó.
Y la segunda denuncia, por haber supuestamente manipulado una grabación utilizada en primera instancia entre Kerviel y sus responsables en los servicios de mercados. Société Générale respondió a esas denuncias demandando a su vez a su antiguo empleado por calumnias.
El antiguo agente bursátil decidió apelar para reducir la fuerte pena que se le impuso en primera instancia. Pero no consiguió su objetivo, y se le mantuvo la pena de cinco años de prisión, tres de ellos de cumplimiento efectivo. También fue condenado a reembolsarle a la Société Générale 4.900 millones de euros.