Islandia dejó que sus bancos cayeran en 2008. La razón es clara. Eran demasiado grandes para ser salvados. No fueron los más valientes porque sí aunque sí demostraron que los depósitos de la gente eran más importantes que los acreedores, que apostaron y perdieron su dinero. Por una vez, no fueron solo los islandeses que es verdad que también han visto mermado y mucho su poder adquisitivo por culpa de la inflación. También es verdad que la inversión en Islandia se resiente. Pocos confían en el país aunque el FMI le alabe y Krugman también. Es cierto que no todos los países son Islandia.
Pero es verdad que la apuesta del Gobierno de Islandia ante la crisis ha sido clara: lo primero, defender el Estado de Bienestar. Según informa Bloomberg, su primer ministro, Gunnlaugsson ha dejado claro que el 4% de paro es excesivo y que su idea es dejarlo en el 2%. El milagro islandés ha sido capaz de bajar el paro del 12% al 5% en dos años ya ahora ya están cerca del 4%. ¿Cómo lo han logrado? Aquí las recetas son claras: Más flexibilización que nunca, salarios más bajos, y eso con un 85% de los trabajadores afiliados a un sindicato. Eso da que pensar.
En octubre de 2008 su desproporcionado sistema financiero, que suponía cerca de 12 veces el PIB nacional, entraba definitivamente en colapso. El Ejecutivo decidió no inyectar ningún tipo de ayuda y los tres mayores bancos (Kaupthing, Landsbankinn y Glitnir) entraron en suspensión de pagos. Una vez intervenidos, sus activos fueron transferidos a nuevas sociedades saneadas.
Los contribuyentes no pagaron los excesos de la banca. El Gobierno renegoció la deuda con los acreedores (en su mayor parte de Alemania, Reino Unido y Holanda) y permitió que tomaran el control de las nuevas entidades, aunque finalmente sufrieron una quita de alrededor de un 70%.
¿Alguien ha sido capaz de hacer eso a nivel global en Europa? No ¿Por qué? Esa es la pregunta. Islandia ha tocado las teclas necesarias para equilibrar su presupuesto sin intentar que los acreedores lo cobraran todo. ¿Qué ha ayudado también? La posibilidad de depreciar su moneda, algo que no han podido hacer el resto de los países europeos.
El presupuesto del gobierno de 2014 destina un 43 por ciento de su gasto para el Ministerio de Bienestar Social, un nivel que se ha mantenido durante la crisis. Según Stefan Olafsson, profesor de sociología en la Universidad de Islandia, el foco de la nación en materia de bienestar ha sido clave en la recuperación del crecimiento. Para apoyar a los hogares, Gunnlaugsson dio a conocer en noviembre un plan para proporcionar hasta un 7 por ciento del producto interno bruto en el alivio de la deuda hipotecaria. Y no descarta obtener el dinero de un impuesto a los bancos. Dinamarca y Suecia en cambio se plantean reducir el Estado de Bienestar. Islandia sigue siendo diferente.