Los economistas coinciden, la principal sombra que pesa sobre la tímida recuperación de la eurozona es la amenaza de deflación (una baja inflación continuada).
El Banco Central Europeo ha revisado a la baja su previsión de inflación para la eurozona. Sería del 1% frente al objetivo, fijado por la entidad, de mantenerla cercana al 2%.
La deflación es un peligro para la recuperación porque puede retraer el consumo (la gente no compra porque piensa que mañana los precios habrán bajado) y hace aumentar la deuda de los países.
Según el jefe del Fondo Monetario Internacional para Europa, Reza Moghadam, «una inflación muy baja puede beneficiar a importantes grupos de población» (por la moderación de precios), aunque «en el contexto actual de problemas de sobrendeudamiento, esa baja inflación juega en detrimento de la recuperación de la Eurozona, en especial la de los países más débiles», concluye en su blog.
De momento, las nuevas previsiones económicas del BCE, publicadas hoy, recalcan que aunque el peligro por la baja inflación no se ha alejado, y sí se ha estabilizado. Y es que las nuevas previsiones sobre la inflación, en 2014, apenas se han recortado un punto con respecto a las previsiones de diciembre.
El presidente del BCE señaló que los riesgos para los pronósticos de inflación de la entidad son limitados y en gran medida equilibrados y reiteró que el espera un periodo prolongado de baja inflación y una gradual subida de precios hasta situarse en línea con el objetivo de estabilidad de la institución.
Así los banqueros centrales se apoyan en un diagnóstico moderadamente optimista de la coyuntura económica, para justificar su falta de decisiones. “Nuestro escenario de referencia se ha confirmado. La recuperación sigue siendo moderada y son reconfortantes, los datos de PMI composite, el mejor de los últimos dos años, el del PMI servicios también ha mejorado, y son los servicios los principales creadores de empleo. Aunque el paro sigue siendo elevado, se ha estabilizado”, ha apostillado Draghi.