UN TRIDENTE QUE DIÓ UN TRIPLETE
Era el año 2009, la ciudad de Barcelona-al menos la parte culé- no cabía en sí de gozo. Canaletas se llenaba un día sí y otro también. El equipo de Guardiola-que debutaba esa temporada en Primera- no dejaba de regalar alegrías en forma de títulos a una afición que había visto como el Real Madrid había ganado dos Ligas seguidas las dos temporadas anteriores mientras ellos se fueron de vacío.
Pep cambió el estilo del Barça. Con Rijkaard el equipo jugaba bien, pero con el catalán maravillaba al fútbol mundial y provocaba el éxtasis de los aficionados tanto en el Camp Nou como en sus casas delante de la tele. Una de las claves de este Barça tricampeón-el único club español que lo ha conseguido-. Se basó en una tripleta atacante de lujo. Eto´o, Messi y Henry.
El camerunés, a pesar de que Guardiola no tenía mucho ‘feeling’ con él, hizo un temporadón. Era el ‘9’ más en forma de Europa y consiguió 36 goles en 53 partidos. 30 de esos tantos llegaron en Liga. El león fue más indomable que nunca en la mejor temporada de la historia del Barça.
Thierry Henry pareció renacer con Guardiola, el francés jugaba volvado hacia la izquierda y sus diagonales-que le dieron fama mundial en el Arsenal- volvieron después de una temporada de ausencia. Fue uno de los héroes del 2-6 en el Bernabéu y logró 26 goles en 42 partidos.
Y después estaba Messi, que todavía no era el de ahora, pero que aún así marcó 32 goles en 51 partidos, una cifra nada despreciable, pero que parece ridícula si la comparamos con la actual de 47 tantos en Liga y 8 en Champions. Messi jugaba por la derecha a pierna cambiada y, al igual que Henry, creaba diagonales imposibles y el tridente funcionaba a las mil maravillas.
EL MÍTICO ‘DREAM TEAM DE CRUYFF’
Johan salió por la puerta de atrás del Barça tras una decepcionante temporada 95-96, en la que se quedó sin títulos. Pero el técnico holandés creó escuela. Una escuela con alumnos tan grandes como Frank Rijkaard-que dió la segunda Champions al Barça en 2006- y Pep Guardiola-que ha llegado a superar a su maestro con dos Champions en su haber-. Cruyff fue el primero que se atrevió con el 3-4-3, un sistema desconocido en el fútbol español, y ese desconocimiento es el que le sirvió para lograr resultados.
La magia la ponía el danés Michael Laudrup. Llevaba siempre el ‘9’ a la espalda, pero no era delantero. Suyos son ‘los pases imposibles mirando al tendido’. Las asistencias por encima de la defensa rival y la magia con el balón en los pies. Coincidió con los otros dos que formaban el triplete durante dos temporadas. La 92-93 y la 93-94. En la primera de ellas consiguió 10 goles. En la segunda la mitad, 5, pero se estrenó en Champions con un gol, aunque perdió la final contra el Milan de Capello.
La garra la ponía el búlgaro Hristo Stoichkov. Polémico y talentoso a partes iguales. La banda izquierda era su territorio durante sus dos etapas en el Barça y su odio al Madrid su seña de identidad. Sus cifras goleadoras daban fe de su calidad. En la 92-93 firmó 23 goles en 42 partidos-entre todas las competiciones- y 24 goles en 44 choque la temporada siguiente.
Pero había un hombre que ponía magia, garra y lo que necesitaba el equipo, goles. El gol del Dream Team se llamaba Romário, ‘Baixinho’ llegó del PSV con el gol como única obsesión. En la temporada 93-94 marcó 30 goles en el campeonato, que parecen poco comparados con las cifras actuales, pero en aquel entonces era un registro sólo para los elegidos. Su famosa ‘cola de vaca’ a Rafa Alkorta en el 5-0 estará siempre en la historia del Barça. Romário se marchó por la puerta de atrás, pues era casi más conocido en la noche barcelonesa que en el campo de fútbol. En diciembre del 94, Romário cogió un vuelo directo a Brasil, el Flamengo fue su destino.
EL MILAN DE LAS COPAS DE EUROPA TAMBIÉN TUVO UN TRIDENTE MÁGICO
Dos Champions en dos temporadas. El Milan es uno de los pocos equipos que desafaía a una antigua estadística que dice que el Campeón de Europa no repite de un año a otro. El equipo ‘rossonero’ lo hizo en el año 89 y en el año 90 con un ‘Rey Midas’ en el banquillo que convertía en oro todo lo que tocaba. Se llamaba Arrigo Sacchi.
La tripleta atacante era la formada por los holandeses Van Basten y Gullit y por detrás de ellos, como un mediapunta que se incorporaba al ataque. Roberto Donadoni-al que Capello quiso llevar al Madrid en la temporada 96-97.
Van Basten fue clave en la consecución de la Champions del 89 ante el Steaua de Bucarest. El ‘tulipán’ hizo 9 goles en los 10 partidos que jugó en Europa, dos de ellos en el partido más importante, la final. Aunque ganó un Balón de Oro, las lesiones le privaron de un reinado más largo. En la temporada siguiente sólo marcó 3 en Champions, pero a tres equipos diferentes-entre ellos al Real Madrid- y volvió por sus fueros en el ‘calcio’ siendo máximo goleador.
El otro tulipán era Gullit, un centrocampista reconvertido en delantero. Fue el que tiró del carro durante los periodos de lesión de la estrella, Van Basten. En liga marcó 5 goles en 19 partidos, pues tampoco fue muy respetado por las lesiones, pero su trabajo en la tripleta era más dar goles que marcarlos. En la Champions estuvo en forma y marcó los otros dos goles en la final del 89. La más recordada por ser la primera de Sacchi, pero su talento siguió viéndose la temporada siguiente.
Por último Roberto Donadoni. Un mediapunta talentoso que se incorporaba al ataque y abarcaba todo el campo junto a Colombo, que se movía más por la banda. En los ataques del Milan, se incorporaba como ‘falso delantero’ y su enlace fue clave para los goles de Gullit y Van Basten. Sólo marcó un gol en los nueve partidos de Champions que jugó en el 89, pero su trabajo era ver los espacios donde no los había, para que los ‘tulipanes’ hicieran el resto. Permaneció en el club más años hasta convertirse en el ojito derecho de Capello, con el que ganó una tercera Champions por 4-0 frente al Barça.
CINCO LIGAS PARA ‘LA QUINTA DEL BUITRE’
Fue un equipo mítico. Los canteranos que llegaron al primer equipo y lo llevaron a la gloria. Cinco ligas consecutivas para un conjunto blanco ejemplo de calidad y compromiso que, sin embargo, nunca pudo levantar la Copa de Europa. Dos de los miebros de esta quinta-Formada por Sanchís, Míchel, Butragueño, Pardeza y Martín Vázquez- eran además parte de la tripleta atacante.
Míchel era el ‘8’ clásico, el extremo puro. Jugaba por la derecha, llegaba hasta la línea de fondo y colocaba el balón en el lugar que quería el delantero. Tenía un guante en la pierna diestra. Centro raso, alto, bombeado, como quisieran los otros dos hombres de arriba. Durante la temporada 89-90, en la que el equipo consiguió el récord de 107 goles-superado el año pasado por el propio Real Madrid- marcó 8 goles en Liga y dos en Champions.
Preparado para recibir los centros de su amigo estaba Emilio Butragueño. El ‘7’ del Real Madrid marcó 10 goles en Liga y dos en Champions. No era un ‘9’ al uso, era un segundo delantero con mucha movilidad. Tanta, que en un partido para pararle le tuvieran que tirar del pantalón dejando que el mundo viera su atributos. ‘El Buitre’ tenía mucha calidad y siempre se recordarán sus 4 goles ante Dinamarca con España que hizo que la afición le dedicase un cántico «Oa, oa, oa, ‘el Buitre’ a la Moncloa». Se retiró en el Atlético Celaya Mexicano.
Pero si hablamos de México tenemos que hablar de ‘El Macho’. Y si hablamos de gol tenemos que hablar de Hugo Sánchez, el hombre récord, el rematador de la voltereta. Todo lo que salía de las botas de los compañeros, Hugo Sánchez lo convertía en gol. De cabeza, de chilena, de escorpión y siempre después, la voltereta. 38 veces la hizo en esa temporada con un récord de 38 goles en Liga, pichichi por antonomasia. Sólo Cristiano Ronaldo y Messi-‘los inmortales’- han superado este récord.
EL MADRID DE LAS 5 COPAS DE EUROPA, CUANDO EL FÚTBOL BRILLABA EN BLANCO Y NEGRO
El conjunto blanco de las 5 Copas de Europa seguidas-único club que ha conseguido esa gesta- tenía un ataque que los aficionados recitaban de memoria. Hasta los más jóvenes dicen de carrerilla Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. La delantera mágica del Real Madrid. En los 50 todos jugaban de todo, se podía ver a Di Stéfano sacar el balón desde atrás y finalizar la jugada con un gol. Eran otros tiempos, pero la clase era la misma que hoy en día, pero sin colores en la televisión y el soniquete del NO-DO resumiendo los partidos.
El actual presidente de honor del Real Madrid era la estrella de aquel equipo de leyenda. La ‘Saeta Rubia’ jugó un total de 282 partidos con el Real Madrid y dejó 216 goles. Eso en Liga, porque en su competición favorita, la antigua Copa de Europa marcó 36 goles en 35 encuentros. Hoy en día sigue siendo recordado como uno de los grandes del fútbol mundial, y no es para menos.
Junto a él, y alternándose en la posición de ataque estaba Ferenk Puskas. El Real Madrid le fichó mayor y pasado de peso, pero ‘Cañoncito Pum’ respondió a las espectativas de Santiago Bernabéu, que fue quien lo trajo. En Liga, coincidiendo con Alfredo y con Paco Gento, marcó 156 goles en 180 encentros. Y en la Champions, 14 goles en 14 partidos. Y eso que estaba «gordo» según la afición.
Y si Puskas era el cañón, Paco Gento era la bala. El ’11’ del Real Madrid es el jugador que más Copas de Europa ha ganado. Un total de seis. Estuvo en las cinco primeras y era el único superviviente de este tridente en la sexta del año 1966. Sus subidas por banda eran míticas y dejaba balones de oro para los otros dos componentes de este ataque mágico. Pero él también ponía de su parte con su zurda, sólo superada por la de Puskas. 42 goles en 132 partidos le contemplan en liga y 5 goles en 37 partidos de Champions.