El primer vídeo se grabó a finales del 2013. Thayer Healy es un estadounidense de 24 años, amante del salto base y con experiencia en el. Sin embargo, en noviembre del año pasado se llevó el susto de su vida tras saltar un barranco de más de 150 metros de altura. El salto se estaba desarrollando sin incidentes, cuando el paracaídas falló y se precipitó barranco abajo sin ningún control.
Las imágenes fueron captadas en Utah, Estados Unidos, en un acantilado conocido como «Wall Street». Pese a lo impactante del vídeo, el paracaidista sobrevivió sin daños graves, contusiones, seis puntos en la ceja, cinco en la barbilla y una vértebra rota, siendo esta última la herida de mayor consideración.
Estas otras imágenes fueron captadas en el lago Garda, Italia, en mayo del pasado año. En ellas vemos al paracaidista Matthew Gough dispuesto a realizar un salto de 300 metros de altura. En esta ocasión el paracaídas no se termina de abrir, lo que provoca que Gough se vaya chocando repetidamente con las pareces de roca entre gritos de dolor.
Las imágenes finales están grabadas desde al cámara de uno de sus compañeros que rapidamente acudió en su ayuda, encontrándole en el suelo y sangrando. En esta ocasión el paracaidista solo sufrió lesiones en rodilla y tobillo. El motivo del accidente fue un despliegue demasiado lento del paracaídas, que se enredó y no pudo frenar el salto adecuadamente.
El último vídeo fue grabado en Konakova, Rusia, donde una pareja de jóvenes se dispone a hacer un salto base desde lo alto de una torre eléctrica a 120 metros de altura. Como se aprecia en las imágenes, el joven que se dispone a saltar no está muy convencido y le tiemblan las manos mientras se agarra con nerviosismo a la estructura.
Al final reúne el valor necesario para saltar, pero todo sale mal. El paracaidas no llega a abrirse con lo que el joven cae a plomo, precipitándose al vacío sin nada que frene su parada. Por suerte para el, había suficientes metros de nieve como para frenar su parada. Pese a lo terrible de las imágenes, el paracaidista sobrevivió a pesar de lo complicado de sus heridas, con fracturas en piernas, vértebras y pelvis. Tras tres meses de dura rehabiliación fue capaz de volver a andar.