Raphael Varane se ha vuelto a destapar en un ‘clásico’, y ya van dos consecutivos. En el Santiago Bernabéu, en el partido de ida, se convirtió en el salvador blanco. Gracias a su gol de cabeza permitió al conjunto blanco ir con más opciones al Camp Nou. Y no sólo aportó en materia ofensiva, se descubrió como un central de garantías a nivel mundial, llegando rápido al corte, sacando el balón con inteligencia, haciendo las coberturas a sus compañeros y con galones en el puesto de central.
Mourinho volvió a confiar en el joven francés para el encuentro de vuelta en detrimento de Pepe. Pareja de centrales junto a Sergio Ramos, tapando a Messi y las llegadas de Pedro e Iniesta. Sin problemas en defensa, entendiéndose con sus compañeros, facilitando la salida de balón del Real Madrid y adquiriendo cada vez más empaque y más relevancia en el sistema defensivo.
Y por si fuera poco cumplir con el cometido que José Mourinho le había encomendado, de nuevo volvió a ser la pesadilla de la defensa blaugrana a balón parado. Entró solo desde atrás, ganándole la espalda a Piqué, y con un portentoso salto consiguió poner el esférico de cabeza en la escuadra derecha, imposible para Pinto.
Segundo gol en dos ‘clásicos’, los partidos en los que pasan a la historia sólo los jugadores más importantes. Y Varane se ha convertido en vital, por méritos propios, para el Real Madrid. Nadie cuestiona ya su presencia en los encuentros en los que José Mourinho se juega la temporada. El próximo en Old Trafford ante el Manchester United.
Los aficionados madridistas y los analistas futbolísticos coinciden en que Varane no es flor de un día, sino que estamos ante el central del Real Madrid para la próxima década si no hay contratiempos ni cambia de aires.