La final de la Supercopa de Europa será uno de los partidos más complicados, desde el punto de vista sentimental, para Sergio Ramos. Se vuelve a enfrentar a su Sevilla, equipo que lleva en el corazón, y no es la primera vez, pero en esta ocasión lo hace con un título en juego. El de Camas, formado en la cantera del club hispalense, fue homenajeado el 30 de mayo por el Sevilla antes de la celebración del amistoso que enfrentó en el Sánchez Pizjuán a España y Bolivia. Antes, el Ayuntamiento le había condecorado con la Medalla de Oro de Sevilla junto a otras personalidades. En el teatro Lope de Vega se le reconoció como uno de los mejores embajadores de la ciudad. Acababa de ganar la Champions. Era campeón de todo. Después de cada título repetía el mismo ritual. Corría por el campo con la bandera de la Comunidad Andaluza. Lo hizo tras ganar el Mundial en Sudáfrica y las dos Eurocopas. Sergio Ramos se emocionó en esos días de finales de mayo con los homenajes y los premios y dijo que era los mejor que le había pasado.
Ahora le toca competir en el campo contra el Sevilla y su ciudad por el primer título europeo de la temporada. Es un trofeo de máxima importancia, sobre todo para el Sevilla y su afición, que no parten como favoritos y tienen el reto de vencer al campeón de Europa. Se agarran con fuerza a este trofeo para hacer más grande su historia y prestigio. En el Cardiff City Stadium, con capacidad para 33.000 espectadores, habrá una gran mayoría de sevillistas. El homenajeado e hijo predilecto Sergio Ramos pasará a ser un rival más. Es un título demasiado importante para la ciudad.
En el Real Madrid hay jugadores que necesitan lavar su imagen tras el Mundial y uno de ellos es Sergio Ramos, que no estuvo en su mejor nivel en los partidos contra Holanda y Chile. Llegó a Brasil como el héroe de la Décima, por su gol en el último minuto en Lisboa que forzó la prórroga, y se marchó sin repercusión. Su exhibición en el Allianz Arena de Múnich, en las semifinales, con dos goles de cabeza provocó que se hablara del mejor central del mundo. La Copa del Mundo era una asignatura para comprobar y confirmar si podía considerársele como uno de los favoritos para ganar el Balón de Oro. Sus opciones han bajado tras el fracaso de España. Pero la temporada del central fue sensacional, sobre todo en la Champions, y ahora en la Supercopa de Europa quiere recuperar el terreno perdido. Pese a que enfrente esté el Sevilla.