Los jugadores del Real Madrid tienen pocas palabras para explicar lo que sucedió en Dortmund. Cuando acabó el partido se metieron al vestuario y dejaron a Casillas, el salvador del equipo, el último en el césped. La retirada fue como la de un ejército que acaba de perder una gran batalla, aunque no una guerra. Estaban humillados por la imagen que ofrecieron, sobre todo en la primera parte, y evidentemente por haber puesto en riesgo la clasificación para las semifinales de la Champions. Florentino Pérez estuvo en el campo y cuando finalizó el partido y apareció por la zona de los vestuarios algunos futbolistas bajaron la cabeza y otros le evitaron. No sabían cómo definir el partido que habían hecho, prefirieron guardar silencio y se empezaron a subir al autobús con caras de preocupación. Había una sensación de ridículo.
Las primeras explicaciones entre Ancelotti y algunos de sus jugadores se produjeron en el avión de regreso a Madrid. Los futbolistas fueron rotundos, entre ellos, y también con el entrenador y el propio Zidane. «Estamos avergonzados. Jugando así no ganamos nada. Sobre todo como lo hemos hecho en la primera parte. Les hemos ayudado a ganar el partido. Parecíamos unas nenazas», dijeron para desahogarse después de tanto sufrimiento. No se habló de miedo, una palabra que sí nombran algunos dirigentes, y se prefirió centrar el debate en el bloqueo y la falta de ideas para encontrar soluciones a los problemas que les planteó el equipo alemán. El sentimiento era de una enorme decepción y de haber fallado, otra vez, en uno de los partidos importantes de la temporada. Las conversaciones giraron entorno a los detalles tácticos y futbolísticos que les hicieron sucumbir. Se habló de las dificultades para sacar el balón desde atrás, la desconexión entre líneas y la falta de agresividad.
Los jugadores se refieren a un problema de coraje y saber competir. Les ha sucedido, no hace mucho, en tres partidos de Liga donde se dejaron el liderato. Ni en el derbi en el Calderón, ni en el Clásico en el Bernabéu ni en Sevilla en el Sánchez Pizjuán se supo reaccionar en los momentos difíciles. Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos, Casillas y Xabi Alonso, principalmente y como los más veteranos, han detectado este problema. Y lo han vuelto a comentar a la plantilla: «Hay que jugar más fuertes, como un equipo y siempre hay que ayudarnos». Cuando no te encuentras cómodo y el rival provoca que cometas errores lo que hay que hacer es no complicarse. Y aquí se habló de las dos cesiones que hicieron Pepe e Illarramendi y que le costaron los dos goles que marcó el avispado Marco Reus. Casillas habló con los dos. Con Pepe y, sobre todo, con Illarramendi para levantar el ánimo de un chico más joven e inexperto que pasó por su peor momento desde que está en el Real Madrid. Ancelotti le quitó en el descanso y fue el señalado de la debacle del primer periodo.
Ancelotti ha concedido el día libre a sus jugadores, después de diez días sin tener un respiro, y este jueves volverán a hablar más tranquilamente de lo que sucedió en Dortmund. Aunque ya se han comentado muchas cosas en el avión de regreso. La plantilla está avergonzada y ha vuelto a vivir otro escarmiento. Se habla de una posible pitada del Bernabéu en el encuentro del sábado contra el Almería. Algunos futbolistas que no estuvieron acertados contra el Borussia Dortmund se esperan que el público se lo recrimine. Ya sucedió en el encuentro que jugaron contra el Rayo cuando fueron pitados Ancelotti, Diego López, Bale y Benzema.
La derrota en Dortmund se la han tomado como un serio aviso ante el inminente final de la Copa del Rey que tienen que disputar contra el Barcelona. Los pesos pesados del equipo vuelven a exigir al resto que hay que recuperar el carácter, la tensión, las energías competitivas, agresividad, competitividad y liderazgo. Contra el Barça se juegan el primer título de la temporada y quieren recuperar la versión de un equipo robusto, compacto y sólido. Como ellos dicen, en Dortmund fueron unas «nenazas».