Steven Gerrard dejará el Liverpool al final de la temporada. Se marcha uno de esos hombres de club, una figura que empieza a extinguirse en el fútbol actual. Gerrard es de esos jugadores que llevan el escudo en el corazón de un solo club y que ha hecho toda su carrera con la misma camiseta. Un futbolista de la casa, un ídolo y un emblema para los aficionados, que se quedarán huérfanos sin su gran referente. Es uno de esos pocos jugadores profesionales que han sabido resistir a la tentación de ofertas mareantes y han dado prioridad al amor a unos únicos colores. El Liverpool es su vida. Allí se crió, empezó, creció, triunfó y pondrá el fin. A sus 34 años entiende que ya no está para competir al más alto nivel y buscará nuevas experiencias en otra Liga menos competitiva y sin presión. Quiere disfrutar lo que le queda de fútbol.
Gerrard nos recuerda a otros jugadores de club que defendieron con amor, sentimiento y pasión una camiseta y que tras un ciclo largo y triunfal decidieron marcharse. El último caso y el más cercano es el de Puyol. El capitán del Barcelona estuvo 15 temporadas en el primer equipo más otras cuatro en el filial. Puyol no se retiró. Le jubilaron las lesiones, pero es uno de esos referentes de jugador de club. Estuvo toda su carrera en el Barcelona, fue el gran capitán, como Gerrard y lo ganó todo. Un líder dentro y fuera del campo, carismático, ejemplar y un profesional admirable.
Van quedando pocos jugadores de este perfil. Junto a Gerrard y Puyol hay que incluir a dos referentes del madridismo como Raúl y Guti. El primero fue otro de los grandes capitanes del Real Madrid, que jugó 16 temporadas en el primer equipo y, como Gerrard, buscó una salida fuera de su país para conocer nuevas experiencias. Raúl se fue a Alemania para jugar en el Schalke dos temporadas, luego en Al Sadd y ahora prolonga su carrera en el New York Cosmos. Siempre será un icono del madridismo porque en este equipo alcanzó sus mejores éxitos y se convirtió en la bandera.
Como Guti, con 15 temporadas en el primer equipo, que empezó desde niño en el Real Madrid y construyó su carrera en el equipo de su vida. Se marchó a Turquía para jugar en el Besiktas después de dejar su mejor fútbol en España. A ellos podemos unir, como casos más recientes, a Víctor Valdés, el portero que hizo su carrera en el Barcelona con 12 temporadas en el primer equipo y dos en el filial. Toda una vida en este club hasta que entendió que había acabado su largo ciclo.
Casillas y Xavi son los futbolistas que ahora representan los valores de un jugador de club. Parecen eternos. Su carrera sigue en el Real Madrid y el Barcelona. No tienen fin. Solo conocen un escudo y se mantienen en activo. Casillas ha alcanzado los 700 partidos y lleva 16 temporadas. Xavi, con 17 temporadas, sigue compitiendo por defender la camiseta que lleva en el corazón.