El Barça se ha hecho con la última perla brasileña. Tiene sólo 21 años, pero acumula en sus botas kilos y kilos de fútbol. Neymar es magia, es regate, es velocidad, es frescura y es gol. Reúne por tanto todas las cualidades que tiene que tener un delantero que juega en un grande Europa. Ya es pieza clave en la selección de Brasil y el Mundial de Brasil y la Copa Confederaciones va a ser un escaparate para la afición antes de verle de blaugrana.
En Barcelona ya se frotan las manos con esta auténtica máquina de hacer dinero y marcar goles. El Barça puede haber hecho el negocio del siglo con un gran jugador. No se le puede comparar con otros brasileños que haya tenido el Barça. No es un ‘9’ puro como Ronaldo, ni un mediapunta goleador, como Rivaldo, pero sí tiene una calidad que no tiene nada que envidiar a estos y a otros jugadores. Tiene, eso sí, la fantasía de Ronaldinho, que jugaba donde se le pusiera y siempre a un gran nivel.
Lo único que le puede faltar, pero es solucionable, es físico. Los defensas de los clubes europeos son muy fuertes y Neymar tiene que ganar músculo para que, como ocurría con Romário, es muy difícil tirarle al suelo. La musculatura no está reñida con la velocidad, una de sus grandes cualidades, por lo que con un poco más de fibra, puede ser el delantero de la próxima década, por lo menos.