Nani Roma y Marc Coma son los dos hombres que pasarán a la historia como los campeones del Dakar 2014, pero por detrás de ellos hay un montón de ‘héroes’, unos más anónimos que otros, que sufrieron terriblemente la dureza de la carrera.
La crudeza del Dakar llegó a generar múltiples enfados entre la ‘familia’ del rally, donde casi nadie duda al afirmar que se trata de la edición más extrema desde que la carrera llegó a Latinoamérica en 2009.
Los pilotos más experimentados reconocen el aumento de la exigencia, pero recuerdan que el Dakar nunca ha sido fácil, mientras los amateurs, los más perjudicados, se resignaron.
La empresa que organiza la prueba avisó hace meses que este 2014 tocaba dificultar las etapas tras dos últimos rallys relativamente sencillos, si es que se puede hablar así de una competición de casi dos semanas con miles de kilómetros por todo tipo de terreno.
Para ello aumentaron el número de kilómetros -más de 5.000 contra el crono y 9.000 en total- y el tipo de pista, sobre todo en las etapas en suelo argentino.
Las pistas cómodas al estilo del mundial de rallys de otros años dieron paso a caminos rotos, con espesa vegetación, cruces de ríos, arena blanda y sectores con enormes piedras.
Además apareció un invitado con el que nadie contaba: el clima. Las lluvias caídas en San Rafael, San Juan y Chilecito modificaron algunos caminos de como aparecían marcados en el libro de ruta que guía a los pilotos.
Tampoco estaba contemplado que las temperaturas rozaran los 50 grados, como sucedió en la quinta etapa entre Chilecito y Tucumán, que convirtió el recorrido en un infierno.
«No esperábamos que fuera tan duro, pero con la meteorología se complicó la cosa», reconoció el director deportivo del Dakar, David Castera.
Castera explica que se buscó elevar la dificultad para que el Dakar «sea una prueba que se gana» y en la que no cualquier piloto consigue acabar, aunque tampoco quieren que solo un pequeño grupo de elegidos alcance la meta en Valparaíso.
Accidentes, abandonos y hasta fallecidos
Las cifras de abandonos son impresionantes. 118 de los 196 motoristas que empezaron se han quedado fuera del rally.
En el caso de los coches, han abandonado 92 de los 154 vehículos que salieron de Rosario el domingo pasado. Solo 15 de 41 quads sigue en carrera, mientras que el caso menos dramático es el de los camiones, donde 50 de 75 han cedido.
Hay algunas etapas que se han convertido en verdaderas escabechinas. La tercera, entre San Rafael y San Juan, provocó el abandono de 28 automóviles y 21 motos. La quinta, entre Chilecito y Tucumán, tuvo 31 bajas en motos y 13 coches, a pesar de que se redujo la especial para los vehículos de dos ruedas a 211 kilómetros.
Varias motos ardieron en llamas en medio del desierto, pilotos perdían el sentido producto de la deshidratación y las motos y coches se cruzaban en todas direcciones buscando puntos de control que no aparecían por ningún lado. Eso mismo es lo que le pasó al español Enric Martí cuando Gerard Farres Guell, de España, y los argentinos Andrés y Esteban Germanos, pilotos de camiones, encontraron al motociclista en estado de delirio y deshidratado bajo un árbol seco.
Tras ser dado de alta en el hospital de Tucumán, Marti Flix declaró a la radio ‘Cadena 3’ de Córdoba (Argentina) recuerda que «estaba solo y en la sombra. Me quité la ropa para estar más fresco. A los minutos, llegó Gerard Farrés, mi compañero de equipo. Me reconoció y me ayudó», declaró.
«Ya había apretado el botón (de emergencia) varias veces, pero me volvía a la sombra porque no respondían y cuando llegaba ya era tarde. El suelo ardía; por eso me puse las botas. Pero no me acuerdo de nada hasta el hospital», agregó.
«Es el primer Dakar que hago. Toda la gente que hace años participa no había visto algo igual. La vida está en juego en todas partes, en todo momento», destacó el español.
La quinta etapa dejó la peor noticia, la muerte del belga Eric Palante, un motorista de 50 años. El camión escoba del rally, que recogía a los pilotos con problemas en la etapa del día anterior, encontró el cadáver en el kilómetro 143 de una etapa especial y especialmente dura.
Además, dos periodistas fallecieron tras voclar la camioneta Nissan en la que viajaban junto a un reportero gráfico y otro colega de la revista Súper Rally, mientras circulaban por un camino de tierra con destino a la provincia de Tucumán.
Los dos reporteros volcaron en una curva cerrada en la Cuesta del Clavillo, cerca del puesto ‘El Infiernillo’, en la salida del departamento Andalgalá, ubicada a unos 220 kilómetros al norte de la capital catamarqueña.
«En África nunca llegamos a 50 grados. Cuando metes a gente en moto en las dunas a esa temperatura es muy duro. La gente no puede. Nosotros nos plantamos ahí en la quinta etapa y nos ahogábamos dentro del coche», relata Nani Roma
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