Pocos dudan ya de que la llegada de Roman Abramovich al Chelsea revolucionó el mundo del fútbol. El multimillonario ruso influyó en que el mercado de fichajes se disparara con sus numerosas contrataciones a un alto coste con el único objetivo de lograr que el conjunto londinense se convirtiera en uno de los mejores del ‘Viejo Continente’.
Todo ello debido a que decidió invertir su dinero en el mundo del fútbol tras ver un Manchester United – Real Madrid, correspondiente a la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones de la temporada 2002/2003.
El conjunto blanco se había impuesto en el Santiago Bernabéu por 3-1 gracias, especialmente, a la actuación de Raúl. De hecho, Sir Alex Ferguson bromeó entonces con que se debería de estudiar para el partido de vuelta la posibilidad de no dejar entrar al delantero en Inglaterra.
El partido de vuelta fue una oda al fútbol de espectáculo, los dos equipos jugaron de poder a poder y acabó 4-3 a favor del Manchester United. En aquel encuentro Ronaldo, el brasileño, realizó tres goles y Old Trafford le despidió con un gran ovación.
Además, este encuentro fue el último encuentro europeo que disputó el David Beckham con la camiseta de los ‘Diablos Rojos’. Tras ver dicho encuentro, Roman Abramovich no tuvo ninguna duda: tenía que invertir en el mundo del fútbol para poder volver a ver espectáculos como el que el se dio en Old Trafford. Por ello inviritió en el Chelsea con el objetivo de vivir con los ‘blues’ de grandes noches continentales, algo que finalmente logró.