Otro de los grandes misterios del Everest es si el mítico escalador Edmund Mallory fue el primero en alcanzar la cumbre en su expedición de 1924 junto a Sandy Irving. El cuerpo de Mallory fue encontrado 75 años después de su muerte a 8.150 metros de altitud en la cara norte de la montaña. Un día antes del ascenso de Mallory, otros dos hombres de su expedición, Norton y Sommervell, se lanzaron hacia la cima y quedaron a escasos 275 metros de conseguirlo. Cuatro días después llegó el turno de Mallory e Irving, más experimentados aún que los anteriores y encima equipados con botellas de oxígeno. Otro miembro de la expedición, Noell Odell, los vio superando el segundo escalón, el paso más complicado del ascenso, ya en la cresta de la cumbre y a sólo 225 metros de la meta. Después, unas nubes taparon la arista y al poco tiempo empezó a nevar. Nadie volvería a ver a los dos escaladores y sobre ellos quedará siempre la duda de si llegaron o no a pisar la cima, aunque cualquiera que conozca la obsesión que tenía Mallory con el Everest, supone que al menos lo intentó hasta el final.
El cuerpo de Mallory reveló algunas cuestiones sobre el escenario de su muerte. Llevaba en el bolsillo las gafas de sol, por lo que se deduce que se despeñó por la noche, lo que refuerza la tesis de que tuvo tiempo para alcanzar la montaña. Además, en su bolsillo no estaba la foto de su mujer Ruth, que el alpinista pensaba dejar en la cumbre. No había ni rastro de la cámara Kodak que llevaban, aunque se cree que debía tenerla Irving, cuyo cuerpo aún no se ha encontrado. Cuando Edmund Hillary llegó a la cima del Everest, buscó con ansia algún resto humano, alguna prueba de que Mallory había estado allí, pero no encontró ninguna. Al menos, eso es lo que siempre dijo.