Veinte temporadas consecutivas son las que estuvo el Deportivo en Primera división tras su ascenso. En la temporada 2001-12 se terminó ese sueño y el conjunto coruñés cayó a segunda. Pero sólo tuvo que esperar una temporada para volver a la máxima categoría del fútbol español. Con este descenso, el Depor se convierte en un ‘equipo ascensor’ ; es decir, un equipo que sube a primera, pero que no consigue afianzarse en la categoría y vuelve a bajar.
Históricamente, el Deportivo de La Coruña ha tenido dos épocas de gran éxito: Una entre 1992 y 1997, con el popularmente llamado ‘Súper Dépor’ de Arsenio Iglesias ‘El Zorro de arteixo’ y otra época entre 1999 y 2004, con el ‘Euro Dépor’, con Jabo Irureta en el banquillo.
En total, el club tiene en su haber un título de Liga española, cinco subcampeonatos y cuatro terceros puestos, dos Copas del Rey y tres Supercopas de España como máximos logros nacionales y la clasificación a la semifinal de la Recopa de Europa en la temporada 1995-96 y a la semifinal de la Liga de Campeones en la temporada 2003-04 como éxitos internacionales.
En estas dos brillantes etapas tuvo tres pichichis 1992-93 Bebeto, en la 2001-02 Diego Tristán y en la 2002-03 Roy Makkay. Además de tres Zamoras, Paco Liaño-en la 92.93 y 93-94 y en dos ocasioness y Jacques Song´o, en la 96-97.
UN GALLEGO PARA EL BANQUILO
Fernando Vázquez sustituyó en el banquillo a Domingos Paciecia. Este profesor de inglés saltó a la fama entrenando al Compostela en la temporada 95-96, con el que llegó a ser subcampéon de invierno, pero después ha pasado por muchos equipos sin tanto éxito.
Unión Deportiva Las Palmas, Rayo Vallecano, Destitución, Real Valladolid Destitución y Celta de Vigo descencieron bajo sus órdenes. Además del Compostela.
Fernando Vázquez ha conseguido que el Depor llegara a la mejor situación posible en la zona de descenso. Dependía de sí mismo y una victoria le daba la permenencia de manera automática sin terner que esperar a lo que hagan el resto de los rivales del descenso.
VALERÓN SE RETIRA
Hoy ha llegado un día que todos se temían Juan Carlos Valerón, ‘El Mago de Arguineguín’ cuelga las botas. A los 37 años, el jugador del deportivo de La Coruña anuncia su retirada del fútbol, un deporte al que ha llegado de magia. Desde la mediapunta del Deportivo ha llenado de aplausos las gradas del estadio de Riazor en las 12 temporadas que ha estado en Coruña. Eso sí, cuando las lesiones se lo han permitido. Pues, en febrero de 2006 sufre una grave lesión: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla. En la pretemporada siguiente a su recuperación (comienzo de 2006-2007), recae otra vez.
Cuando a principios de 2007 parece que está recuperado, recae de nuevo. Se le somete de nuevo a otra operación el 24 de marzo de 2007. Volvió a jugar en partido oficial el 27 de enero de 2008. Desde entonces el entrenador Miguel Ángel Lotina le ha ido administrando los minutos entre Copa del Rey y Copa de la UEFA.
En el Deportivo se va tras ganar la Supercopa recién aterrizado en el club. Un par de temporadas después gana la Copa del Rey y una Supercopa. De todas formas, en el club gallego no es titular desde su llegada, debido a que Djalminha, que ocupa su misma posición en el campo, se encuentra en un gran estado de forma. Con el tiempo, y ayudado por la falta de entendimiento entre el astro brasileño y el entrenador Javier Irureta, Valerón se gana la titularidad y se convierte en el nuevo cerebro del ataque del equipo blanquiazul.
Desde que se hizo con el puesto fue indispensable. Cuando saltaba al campo, el juego del Deportivo se transformaba en una sinfonía perfecta dirigida por un canario de voz aguda al que nunca le gustaba ser el protagonista. Pasó por las Palmas, el Mallorca, el Atlético de Madrid antes.
Aunque sus cualidades quedaron claras desde un principio, sólo el Depor le aprovechó al 100%. Su sistema de juego era el ideal para el canario. Jabo Irureta jugaba con un 4-2-3-1 y con un mediapunta claro detrás del delantero. Ese y sólo ese es el puesto de Valerón. Sobre todo cuando fue cumpliendo años. Su velocidad ya no era su fuerte, pero su toque no se pedió ni se perderá nunca. Valerón se va