El del sábado no fue un partido fácil para el Real Madrid. El equipo realizó un gran encuentro, en especial en la primera parte. El Málaga empezó valiente, pero fue de más a menos y el real Madrid les embotelló en su propia área con una enorme presión y los de Schuster apenas trenzaron un par de jugadas. Pero el Málaga tenía un peligroso enemigo para el Madrid. No era un delantero habilidoso ni un mediapunta goleador, sino un portero llamado Willy Caballero, que amargó la tarde al Real Madrid, en especial a Cristiano Ronaldo.
El guardameta argentino, que aseguró tras el choque que le enviará el vídeo del partido a Sabllea-seleccionador argentino que no lo llama-, paró todo lo parable y lo imparable. Es curioso que lo que parecía más fácil, el centro de Di María que terminó siendo el 1-0 es la única ocasión en la que falló. El resto del partido fue una muralla humana. Según las estadísticas, Willy hizo 12 paradas, pues bien, 7 de ellas se las hizo a Cristiano. Las dos primeras, en la primera parte, se las paró con la mirada con un trallazo al larguero y un disparo cruzado de CR7 que le dio un beso al poste antes de salir.
En el segundo tiempo, el dominio del Madrid sobre el Málaga era incluso mayor, había más espacios y Cristiano siguió intentándolo, pero tiro tras tiro Willy sacaba una mano prodigiosa e incluso un pie en un centro chut de Cristiano desde el costado izquierdo. También le dejó sin premio en una de sus especialidades, el lanzamiento de falta. El libre directo era ideal para él y buscó el palo del portero, Willy la volvió a sacar.
No fueron tanto fallos de Cristiano como aciertos del portero, pues todos esos tiros que le paró-los 7- iban entre palos, pero hay que darse cuenta de que el portero también juega y, el sábado, evitó que el Málaga volviera a casa con una goleada de escándalo. Cristiano hizo un partidazo, pero su autoexigencia no le permite reconocerlo. Y eso que el público dice que es un arrogante y un prepotente. Pues si lo es, lo disimula muy bien.