El Villarreal pondrá a prueba en El Madrigal a un Barcelona que llega de eliminar al Real Madrid en los cuartos de final de la Copa del Rey, pero con una más que posible resaca copera, por lo menos en cuanto al estado físico de un equipo mermado por las lesiones.
Mientras los jugadores del »Submarino amarillo» están descansados y dispuestos a continuar en la dinámica conseguida el pasado fin de semana ante el Sporting de Gijón, con su clara victoria (3-0), los blaugranas pagaron un precio muy alto para dejar en la cuneta al eterno rival.
Sin duda, más allá del empate (2-2) y del pase a semifinales, donde se medirán al Valencia, con la consiguiente subida de moral, la verdad es que los blaugrana se vieron por primera vez en mucho tiempo superados por los blancos en el césped, pero lo peor llegó con las lesiones de Andrés Iniesta y Alexis Sánchez, aunque éste último se unió a la lista a última hora por un Pedro que se quedó en tierra por unas molestias musculares.
Con la plantilla corta de que ya disponía el técnico, Pep Guardiola, debido a las lesiones de larga duración de Ibrahim Afellay, David Villa y Andreu Fontàs, estas dos últimas lesiones, si bien no son de tanta importancia, más el hecho de tener a Keita con Malí en la Copa de África, se ha quedado con catorce efectivos de la primera plantilla.
A ellos se les sumarán para intentar ganar en El Madrigal los jóvenes del filial Jonathan dos Santos, Cristian Tello, Sergi Roberto y el ya habitual Isaac Cuenca, que ha renovado y ampliado esta misma tarde su contrato con el club blaugrana hasta el 30 de junio de 2015.
Será un choque especial para Gerard Piqué, que cumplirá sus 100 partidos en Liga con el Barcelona. El central no tuvo su mejor encuentro ante el Real Madrid, pero su solvencia y seguridad atrás, y sobre todo su salida de balón, hacen de él todo un seguro fijo para Guardiola.
Por parte del Villarreal, poco a poco se va vaciando la enfermería y tan sólo restan en ella su máxima estrella, el delantero italiano Giuseppe Rossi, y José Manuel Catalá. No obstante, el portero Diego López es duda hasta última hora debido a un fuerte proceso gripal, y de ser baja su lugar lo ocuparía César Sánchez o Diego Mariño, del filial.
Los de José Francisco Molina saben que un triunfo ante el Barça les daría una dosis de moral muy necesaria para escalar posiciones en la tabla, tras salir con la victoria ante el Sporting de una zona de descenso en la que por plantilla no deberían haber estado tanto tiempo.
No obstante, se les presenta una prueba de fuego ya que los catalanes, pese a las bajas y cansancio o fatiga acumulados, saben que no tienen margen de error en una Liga BBVA en la que están a cinco puntos de un Real Madrid, que se está mostrando intratable. Por ello, tras ganar en Málaga, intentarán dar otra machada a la espera de lo que hagan los blancos.