Rusia considera precipitado el anunciado repliegue de las fuerzas internacionales de la OTAN (ISAF) en Afganistán, aseguró hoy Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso.
«Tenemos la impresión de que en su deseo de que regresan a casa la mayoría de sus tropas los norteamericanos y sus aliados fuerzan la cesión de la responsabilidad a los afganos», dijo Lavrov, citado por las agencias locales.
Lavrov criticó a los aliados por tomar esa decisión «sin tener en cuenta la situación en las regiones donde tiene lugar el traspaso» de la seguridad.
«La actual situación en Afganistán está lejos de ser estable y la tendencia es al agravamiento», alertó.
En su opinión, para que la retirada de las tropas aliadas «no provoque un desplome de la situación en el país, la reducción de las tropas aliadas debe compensarse con un aumento de la capacidad de combate de las estructuras de seguridad afganas».
«En resumen, (las fuerzas afganas, 350.000 efectivos) deben ser capaces de controlar por si mismas la seguridad en su Estado y hacer frente a los grupos extremistas y a las redes de narcotráfico», dijo.
Al respecto, el ministro ruso destacó que, «por el momento, no se ven grandes progresos» y puso como ejemplo la reciente muerte en la provincia de Qunar de 14 soldados afganos y su base completamente destruida.
«Lo que ocurre hoy en Afganistán tiene una gran influencia en la situación en la región. Existe el peligro de la desestabilización. Los grupos extremistas y terroristas uzbekos y tayikos apostados en el norte se disponen a penetrar en los países de Asia Central», indicó.
Lavrov cree que 2014 es un año clave para el futuro de Afganistán, ya que, además del concluir el repliegue aliado, tendrán lugar en abril elecciones presidenciales.
Y recordó que EEUU y los aliados negocian con las autoridades afganas la presencia en el país después del próximo año de unos 10.000 efectivos estacionados en nueve bases militares.
La ISAF acaba de traspasar a los afganos el control sobre 95 distritos que se encuentran principalmente en Kandahar, provincia de nacimiento de los talibanes, y Nangarhar, Jost y Paktika, bastiones de los insurgentes a lo largo de la frontera con Pakistán.
Recientemente, el presidente ruso, Vladímir Putin, llamó a reforzar el sistema de seguridad en las fronteras de Rusia con la región de Asia Central en previsión de un posible empeoramiento de la situación en Afganistán tras el repliegue de las tropas occidentales.
Putin opina que las fuerzas aliadas, en su mayoría estadounidenses, no han logrado someter a las organizaciones terroristas y que, muy al contrario, «su actividad ha aumentado en los últimos tiempos».
Rusia llamó en muchas ocasiones a EEUU a poner plazo a su presencia en Asia Central, pero ahora teme que la retirada de las tropas occidentales cree un vacío de poder que sea llenado por grupos integristas, como ocurriera con los talibanes.