El agente de la policía británica Nick Bailey, que resultó contaminado con el agente nervioso que envenenó al espía doble ruso Serguéi Skripal, recibió hoy el alta en el hospital de Salisbury (Inglaterra) donde permanecía ingresado desde el pasado día 4.
La directora ejecutiva del centro sanitario, Cara Charles-Barks, informó de que la salud del policía ha mejorado en los últimos días, si bien rehusó ofrecer más detalles sobre su estado o sobre su tratamiento por razones de confidencialidad.
Charles-Barks detalló asimismo que las otras dos personas que continúan hospitalizadas, Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, siguen en situación «crítica, aunque estable».
Desde que se produjo el ataque contra el antiguo espía ruso, que fue captado para trabajar para la inteligencia británica, 48 personas han recibido consejo médico ante la posibilidad de que hubieran podido estar en contacto con la sustancia química con la que atacaron al espía.
Según el Gobierno británico, se trata de un potente agente de uso militar manufacturado por Rusia, una hipótesis que será puesta a prueba por nuevos exámenes que llevará a cabo la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Un juez otorgó hoy permiso al hospital para entregar muestras de sangre de Skripal y su hija, así como su historial médico, a los inspectores internacionales.
Entre las evidencias que valoró el magistrado para dar su consentimiento a esas medidas, el juez contó con un informe que sostiene que en los test desarrollados hasta ahora se ha detectado la presencia de un agente químico de clase Novichok.
La OPAQ repetirá en las próximas semanas los exámenes de las autoridades británicas, que han llevado a la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, a apuntar el Estado ruso como responsable del envenenamiento, algo que Moscú ha negado.