Del 22 al 26 de septiembre estará en cartel del Teatro del Barrio Si esto es un hombre, con dirección, versión e interpretación de Carlos Álvarez-Ossorio. La pieza traslada a escena el título en el que Primo Levi narró su experiencia en Auschwitz: «Si callamos, ¿quién hablará?», expresaba el autor italiano en este antídoto contra el olvido.
Si esto es un hombre se publicó en 1947 en Italia, con escasa repercusión. El escritor de origen judío Primo Levi, resistente antifascista, había empezado a escribir la obra en 1944 en el campo de exterminio de Auschwitz, a donde lo deportaron con 24 años. Quería reflejar el día a día en un campo de concentración a partir de su propia experiencia, que después ampliaría con datos que recabó durante la elaboración de un informe técnico para los Aliados. El embrión del libro se barruntó en su mente cuando se dio cuenta, junto con otras personas deportadas, de que, quizá, lo que estaba pasando allí podría no saberse nunca. En sus páginas habla desde una objetividad seca y directa que conduce al horror a quien las lee. Hubo que esperar hasta 1963, cuando Levi publicó La tregua, segundo volumen de la Trilogía de Auschwitz que completó el imprescindible ensayo Los hundidos y los salvados, para que la primera pieza de esta serie tuviese la relevancia que merece.
Setenta y cinco años después de la liberación de Auschwitz, del 22 al 26 de septiembre, un actor entrará en el escenario del Teatro del Barrio a enfrentarse al reto de revivir la obra y, por tanto, encarnar la experiencia de Levi, para intentar comprender (si es que esto es posible) qué fue Auschwitz, y qué supone para nosotras, personas del siglo XXI, que existiese ese lugar en plena Europa a mediados del siglo pasado. Ese actor es Carlos Álvarez-Ossorio, no solo intérprete sino también adaptador y director de la obra, que, como la obra en la que se inspira, también ha titulado Si esto es un hombre, y fundador de la compañía Cámara Negra. En 2008, en el mismo momento en el que terminó de leer el texto de Levi, decidió que quería trasladarlo a escena. No le resultó fácil, le llevó una década poder iniciar la producción: «Lo más difícil fue conseguir los derechos de autor. Inicialmente, los herederos de Levi se negaron a concedérmelos para la adaptación», explica Álvarez – Ossorio. «Busqué en internet si alguien había escenificado ya alguna lectura del libro, y después de muchas conversaciones infructuosas, se abrió una oportunidad a través de la editorial Einaudi».
Así nació esta pieza unipersonal que interpreta aquel texto «duro y descarnado», que Álvarez-Ossorio ha adaptado con el apoyo de Juanjo Villanueva, y constituye «una propuesta honesta» donde el actor transmite el testimonio de otro desde la óptica del siglo XXI: «por un lado, la obra sirve para advertir del peligro de ciertos pensamientos que criminalizan al extranjero, al diferente, al otro. Pero también, aprovechando que el teatro es el espacio de empatía por excelencia, se trata de intentar comprender los límites de la Humanidad, cómo los seres humanos pueden llegar a perderla».
En escena, Álvarez-Ossorio va experimentando una transformación física conforme avanza el relato, un trabajo corporal para cuyo desarrollo ha contado con la colaboración de Alfonso Hierro-Delgado, que, además de ser también actor y miembro fundador de la Cámara Negra en los años 90, sino que también es bailarín: «Trabajamos la idea como la degradación física, psíquica y emocional que supone la transformación de una persona en bicho. Nuestra referencia ha sido La metamorfosis de Kafka, que para algunos constituye, junto con El Proceso, una especie de premonición del Holocausto judío. De hecho, las tres hermanas de Kafka murieron en los campos de exterminio nazi». Un trabajo sin concesiones, porque «a veces se obvia el detalle de los tormentos físicos que sufrieron las víctimas de los campos de concentración, en los que, sin embargo, insiste Levi: desnudez, hambre, frío, rigidez en las extremidades, imposibilidad de dormir, obligación de evacuar públicamente… Una humillación constante que las despojaba de dignidad, que las llevaba a pensar que su cuerpo ya no era suyo».
Tras la función del 23 de septiembre habrá un encuentro de la compañía de Si esto es un hombre con el público, con participación del filósofo Reyes Mate.