La peseta cumpliría 148 años si siguiese en circulación. Tal día como hoy en 1868 la corona española acuñaba las primeras pesetas de forma oficial y las ponía en circulación en la península y en los territorios coloniales como Cuba, Filipinas y el Sáhara.
Ya en el siglo XV se utilizaba de forma coloquial el nombre de peseta para referirse a las pequeñas monedas de plata que equivalían a dos reales. En 1700 el archiduque Carlos de Austria utilizó cataluña como su centro de operaciones militares y acuño numerosas piezas de dos reales.
Así, la primera moneda que tenía la inscripción «peseta» se acuño en 1737 en Barcelona y su nombre proviene del catalán peceta, diminutivo de peça (pieza). Poco después se pusieron en circulación las correspondientes a cinco pesetas, con el mismo tamaño que las monedas de ocho reales.
Tras la coronación de Isabel II como reina de España, ésta volvió a acuñar monedas con la inscripción de «1 Peseta» para pagar a las tropas reales que lucharon contra los carlistas. Los soldados isabelinos recibieron desde entonces el término de peseteros, ya que recibían una paga diaria de una peseta.
El escudo y las perras gordas y chicas
Pero no fue hasta el 19 de octubre de 1868 cuando la peseta nació oficialmente en todo el territorio español. Ese día el ministro de Hacienda del gobierno provisional que gobernaba durante la guerra firmó el decreto por el que se sustituía el real por la peseta como la moneda de referencia.
La primera moneda oficial no llevaba la inscripción de España, sino la del gobierno provisional, aunque rápidamente se cambió. Así se modifico el sistema monetario español pasando al sistema decimal que dominaba en Europa. Las monedas de 50 céntimos se llamó media peseta y la de cinco pesetas, un duro.
Las de 10 y 5 céntimos recibieron popularmente el nombre de perra gorda y perra chica. El grabador de la Casa de la Moneda dibujó en el reverso de estas monedas un león que representaba al imperio español. Sin embargo el pueblo hablaba despectivamente de esta figura diciendo que parecía una perra.
Las monedas no oficiales
Durante la República continuaron acuñandose estas monedas. Pero los carlistas seguian sin reconocer el gobierno por lo que cuando Carlos María de Borbón asumió el liderazgo carlista y se autoproclamó rey emitió sus propias monedas con la inscripción: Carlos VII Rey de las Españas. Dios, Patria y Rey. Estas monedas funcionaron a la vez que las oficiales ya que a la población lo único que le importaba era el valor de la plata con que estaban hechas y no su procedencia.
Alfonso XII fue en 1876 el primer monarca español que tras jurar la Constitución vio su rostro sobre el anverso de una moneda. Desde entonces las monedas españolas han visto pasar la historia del país, desde la restauración borbónica hasta la Guerra Civil, en la que llegaron a circular pesetas de papel por la escasez de metales.
La llegada del euro
Las pesetas siguiern circulando oficialmente hasta 1999 cuando se introdujo el euro en la Unión Europea, aunque no fue hasta el 1 de enero de 2002 cuando comenzaron a circular los euros. Ambas monedas convivieron durante dos meses hasta hasta el 28 de febrero de 2002 cuando dejaron de ser legales.
Los billetes y monedas de pesetas pueden cambiarse sin coste en el Banco de España hasta 2020, aunque en 2016 aun había 41.473 millones de euros en pesetas circulando.