No rieron las últimas: las funciones del julio pasado de Feminismo para torpes, de la periodista y humorista Nerea Peréz de Las Heras, no fueron las finales, el espectáculo vuelven el 11 de septiembre al Teatro del Barrio, que además está detrás de esta producción. Será la tercera temporada en cartel de este artefacto escénico y práctico que arrasa en taquilla, con el que ya se han desternillado más de 2.000 espectadoras y que les da la jaqueca de su vida a quienes buscan excusas para ridiculizar el feminismo y mantener privilegios. Seguirá manteniendo su esencia mutante, que absorbe la actualidad exponiendo su lado abrumadoramente absurdo.
Así, con asesoría escénica de Teatro en Vilo e interpretación de Laura Jabois y Luis Miguel Ríos, Feminismo para torpes es una caja de herramientas, una «clase de defensa personal» para enfrentarse a un mundo mal repartido. Una conferencia desquiciada, un espectáculo a medio camino entre el monólogo de humor, el teatro y la confesión personal. Todo empezó en septiembre de 2016, durante la primera edición de la Fiesta Furiosa (Matadero). La idea de Pérez de Las Heras pasó de unas carcajadas entre amigas a ser el boceto de un espectáculo, que luego también se ha convertido en libro y en una serie de vídeos para el periódico El País.
Nerea ha sido una perra de presa del patriarcado y quiere resarcirse. A lo largo de su trayectoria ha publicado en medios como el propio El País, SModa, Mujer Hoy, Vogue, Esquire, Marie Claire y Glamour, y escribió Feminismo para torpes con la intención de que fuera una performance a medio camino entre el monólogo de humor y la conferencia divulgativa. Actualmente sigue colaborando con varias revistas, con el programa de Movistar + Las que faltaban, y tiene un trabajo de cuarenta horas semanales en el mismo corazón del sistema capitalista, porque la militancia no da dinero y los chiringuitos feministas son un invento de la ultraderecha.
Las (cada vez menos) personas que no hayan visto el montaje aún, se preguntarán cómo se resarce Nerea. Un adelanto: lo hace exponiendo las miserias e injusticias de la estructura patriarcal, y las suyas propias, mientras dirige en escena a Jabois y Ríos, que encarnan los grandes estereotipos, pequeñas violencias y constantes desigualdades arbitrarias que nos acompañan desde que nacemos.