Doce horas pasó Nueva York en absoluta oscuridad en 1965, el peor apagón de su historia. El corte de electricidad que se conoce popularmente como el gran apagón dejó sin luz a cerca de 36 millones de personas de la costa noreste de Estados Unidos y Canadá.
La oscuridad afectó a 128.000 kilómetros cuadrados de Massachusetts, Nuevo Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Vermont, Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania. Esto suponía una quinta parte de la población total de Estados Unidos más los habitantes de Quebec y Ontario en Canadá.
Atrapados en ascensores
De los 36 millones de personas que sufrieron el apagón alrededor de un millón se quedaron atrapados en ascensores y medios de transporte metropolitanos.
Una de las zonas más pobladas y avanzadas tecnológicamente del planeta en aquel momento quedó absolutamente paralizada a causa del corte en el fluido eléctrico.
Los núcleos urbanos sufrieron grandes embotellamientos debido al apagón en los semáforos y a que los surtidores de carburante dejaron de funcionar en las gasolineras. Mucha gente abandonó sus coches en medio de la calle sumiendo a la ciudad en el caos y dejando una imagen apocalíptica.
El ‘baby boom’ de después
Las 12 horas de apagón dieron sin embargo resultados inesperadamente positivos. Justamente nueve meses después de esa noche, Estados Unidos registró el índice de natalidad más alto de su historia.