El ansiado regreso arrancó con Tywin Lannister presenciando la forja de dos espadas de acero valyrio, una para su hijo, Jaime, y otra para su nieto y rey, Joffrey. El rostro del viejo león iluminado por el fuego y el metal candente mientras la música suena de fondo es una imagen imponente, épica. Todo arranca perfectamente… hasta que alguien comienza a hablar y unos extraños símbolos aparecen en la parte inferior de la pantalla.
Desconcierto durante unos segundos y luego una sonora bofetada de realidad, como las que Tyrion propicia a su insufrible y regio sobrino: «¡Horror! (que no Hodor) ¡Habla en inglés! ¡Y eso de ahí abajo son los subtítulos!». Y tras la decepción, llega el turno de la inevitable exhibición pública de esa tremenda indignación: «¿Dónde tengo el móvil que estos del Plus se van a enterar?».
Y así, uno tras otro, se fueron sucediendo los tuits que en la noche del lunes convirtieron la VOSE en la gran protagonista del regreso de Juego de Tronos. Ni los al fin creciditos dragones de la Khaleesi, ni el nuevo Daario Naharis, ni la altanería del recién llegado Oberyn Martell, ni la pequeña y ahora letal Arya… Los subtítulos, esas incómodas letras, eran todo lo que importaba a los mismos que antaño gritaban: «¡Queremos series! ¡Y las queremos YA!».
OFERTA Y DEMANDA
De un tiempo a esta parte las cadenas se esfuerzan -como por otra parte es su obligación si quieren retener al respetable- por satisfacer la impaciente demanda que el auge de las series ha creado al abrigo de Internet. Son muchas las ficciones que llegan a las cadenas españolas con tan solo días o incluso horas de retraso respecto a su estreno estadounidense.
En la mente de todos está aquel insatisfactorio (o solo agridulce, según se mire) final de Perdidos, la ficción que marcó un antes y un después en las adicciones seriéfilas. El último capítulo de la serie que se convirtió en un fenómeno global y transmedia se emitió prácticamente de forma simultánea en varios países. La experiencia, aunque muy mejorable, fue un hito… en versión original subtitulada.
Precisamente así, en versión original con subtítulos en castellano, emitió Canal + »Two Swords». A buen seguro que muchos de los que pusieron el grito en el cielo ante la VOSE no hace mucho devoraban impacientes sus series favoritas en streaming con subtítulos incompletos o que, en el mejor de los casos, sacaban los colores a un alumno recién matriculado en Opening ¿Cuál es entonces el gran pecado? La piratería se escudaba en esa urgencia. «No puedo esperar tanto», decían. Ahora ya no hay que esperar, solo hay que leer y verlo a través de ventanas legales. Eso tampoco basta.
Más allá de que Canal + no dejara lo suficientemente claro en su campaña de promoción que el capítulo se iba a emitir en VOSE, la encendida reacción que se vivió anoche en las redes sociales tampoco tiene en consideración otros factores decisivos como la duración de casi una hora de cada capítulo de Juego de Tronos, el amplio elenco con el que cuenta la serie de HBO o la reciente huelga de dobladores.
«POR LOS DIOSES ANTIGUOS Y NUEVOS»
Con todas las cartas encima de la mesa, habría que ver cuántos de los que cargaron contra la emisión subtitulada prometerían ante los dioses antiguos y nuevos esperar ya no una semana, sino apenas un par de días más para volver a Poniente y ver en perfecto castellano el regreso de Juego de Tronos.
La defensa de la celeridad de emisión tampoco supone, como se ha dicho, una andanada contra los dobladores. Hay profesionales verdaderamente notables en esa suerte en nuestro país, de los mejores del mundo. Pero por muy buena que su labor sea, no deja de quitarle al actor original un buen porcentaje de su mérito… o de su demérito.
Pero no se engañen, el del «doblaje sí», «doblaje no» es otro debate. Y muy interesante, por cierto.