Un rodaje de Otelo de Shakespeare. Un casting minucioso para una adaptación intensa y arriesgada. Y un director dispuesto a sacar el máximo de sus actores, sin escrúpulos.
Toda una sabandija que con tal de mostrar pasiones, intrigas y celos candentes en la pantalla se esforzará al máximo para crearlos en la vida real, con pasmosas y cómicas consecuencias.
Sólo que la frontera entre los hechos y la imaginación se desdibuja y los límites de la representación se ponen en juego. Quizás la tramoya de este film de negrísimo humor, rodado en tres días y con 15.000 euros de presupuesto, nos deje ver más de lo que nunca hubiésemos imaginado.
El director de Otel-lo, Hammudi Al-Rahmoun Font nació en Barcelona en 1979. De padre sirio y madre catalana, Hammudi vive su infancia entre Barcelona y Arabia Saudí.
En 2003 se gradúa en la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC), de la que en la actualidad es profesor. Tras una formación práctica cimentada en el pequeño formato (cortos que exploran los pasajes entre realidad y ficción, entre ellos algunos que nacen del registro de performances de danza), Hammudi Al-Rahmoun acaba de debutar en el largometraje con Otelo, cinta en la que ahonda desde la atalaya del humor negro en las relaciones, no pocas veces siniestras, entre vida y arte.