Los Angeles es una encrucijada de oportunidades y de contrastes; no sólo por la vida de éxitos y oropel de los artistas, sino también por la muerte, las historias menos conocidas pero reales de esta ciudad que, con sus condados, suma ya casi 20 millones de habitantes.
Contrastes con que uno se topa en los lugares más insospechados. Para muestra la foto del artículo que tomé en un curioso taller de coches y gasolinera de Beverly Hills donde me llevó una grúa con mi coche de segunda mano que me dejó tirada al salir de UCLA. Esos carteles neutralizaron la mala noticia de lo que me iba a costar la broma. Al salir, a la derecha brillaban los luminosos del Hotel Beverly Hilton donde en unas semanas se entregarán los Globos de Oro, Contrastes de la ciudad que vio llegar y triunfar a Chaplin en las colinas de United Artist.
La industria y familia del cine sabe decir adiós. Peter O´Toole, si el Lawrence de Arabia, de origen irlandés, falleció en Londres esta semana. Precisamente esa película del británico David Lean le abrió las puertas en Hollywood en 1962, donde fue nominado hasta en ocho ocasiones; también por Becket, por El león de invierno, junto a Katherine Hepburn como Leonor de Aquitania.o Adiós, Mr. Chips. Un actor de formación teatral que ha dejado huella incluso en la divertida Ratatouille (2007) donde da voz al pedante pero genial crítico gastronómico Antón Ego.
Otra noticia que ha caído como un jarrón de agua fría. Paul Walter, de 40 años, el Brian O`Connor de las distintas entregas de Fast & Furious murió en noviembre en un accidente de coche en los alrededores de Santa Clarita volviendo de un acto benéfico.
Artistas que dicen adiós después de muchos años en escena, O´Toole o Jean Fontaine (extraordinaria Sospecha y Rebeca con Hitchock) o en mitad de una exitosa carrera como el “Soprano” Galdonfini. Algunos incluso acercándose a su cenit profesional como Cory Monteith (de la serie “Glee”) que, a sus 31 años apareció muerto en un hotel en Canadá; jugó demasiado al límite en las drogas, como él mismo reconoció recientemente. En fin que el brillante oropel de esta tierra se apaga también como todos los humanos.
La sucesiva cadencia de estos hechos me ha recordado Crash, la impactante cinta de Paul Haggis, también rodada aquí, que demuestra que esta vida se puede ir en un golpe casual o porque te lo has buscado. Esta ciudad atravesada por 10 autopistas es, junto a una gran ciudad y meca del cine, un enjambre donde morir atrapados, no porque los limites de velocidad no estén claros, sino, como dice el guionista Hagáis, cuando “vivimos a la velocidad de la vida no tenemos idea y buscamos explicaciones”. Los “commuters”, gente que vive o trabaja a gran distancia, a veces hasta de dos o tres horas, son aquí el 70% de los trabajadores del área metropolitana.
Contrastes de culturas, de éxito y fracasos, de grandes estrellas y de familias indocumentadas que trabajan en sus cocinas o recogen las fresas en las colinas. Grandes coches y extraordinarios convertibles para recorrer una ciudad cuya temperatura es magnánima, incluso en tiempo navideño pero con unas carreteras de país de tercer mundo; centros comerciales donde se lanza nieve artificial a las 7 de la tarde (Le Grove) o, gasolineras con luces de neón que muestran, como a mí, a Bette Davis o a Fred Astaire.
Momento pues para “revisitar” alguno de esos títulos para saborear cine de entonces y de ahora.