Son en realidad cristales de agua helada, y forman uno de los fenómenos más espectaculares de las noches de verano. Las nubes mesosféricas polares son visibles al final del crepúsculo, y son las más altas en la atmósfera terrestre; de hecho, se sitúan en la mesosfera, a una altitud de entre los 75 y los 85 kilómetros. Sólo se ven cuando la luz del Sol las ilumina desde debajo del horizonte.
La imagen que apreciamos, la denominada Imagen del Día de la NASA, muestra estas nubes fotografiadas por los miembros de la Estación Espacial Internacional a su paso por la meseta del Tibet. A este fenómeno también se le conoce como nubes noctilucentes o luces nocturnas. Se forman por acumulación de vapor de agua en posiciones tan altas que se acaba congelando.