Un estudio publicado en la revista PLoS One sugiere que los humanos venimos al mundo siendo justos, aunque después perdamos esa capacidad de retribuir justamente que traemos ‘de fábrica’.
El estudio, recogido en un reportaje de la BBC, se realizó mediante un divertido entretenimiento para los pequeños. Un pequeñín y un títere jugaban juntos, utilizando cañas de pescar en miniatura, para pescar diminutos cubitos con una moneda dentro.
En realidad se trataba de un experimento psicológico que perseguía medir un concepto humano muy complejo: la justicia. El juego funcionaba así: la marioneta (guiada por un titiritero adulto) y un pequeño participante de tres años de edad, jugaban intentando pescar los cubitos. A continuación, cada equipo (marioneta y bebé) era recompensado con pegatinas, una por cada moneda que habían recogido.
Era en este punto, cuando el niño o niña debía decidir cómo compartir sus preciadas pegatinas con su amigo marioneta. Gracias a este sencillo juego se puso de manifiesto que, a la edad de sólo tres años, los niños recompensan a sus amigos con arreglo a sus méritos. Los niños le dieron a la marioneta más pegatinas si veían que había «trabajado duro» reuniendo más monedas.
La investigadora Patricia Kanngiesser de la Universidad de Bristol que dirigió el estudio, declara a la BBC estar muy sorprendida por el resultado: «Nos quedamos muy sorprendidos de hallar este comportamiento sofisticado de retribución ya presente en niños de tres años». Para Kanngiesser, el experimento señala que habría una «predisposición natural del ser humano» a tratar a los demás con justicia.