Científicos de la Universidad de Hong Kong han descubierto un nuevo uso a esas bolas de metal que se encuentran en muchos museos de ciencia y hacen que el pelo se electrice. Esta bolas, llamadas generadores de Van de Graaff, pueden combinarse un espectrómetro de masas, un instrumento común en los laboratorios, para detectar drogas, explosivos y otros materiales en el cuerpo humano.
El espectrómetro de masas es una maquina con la que se ionizan muestras de líquidos, sólidos o gases. Dando una carga eléctrica a esos elementos, el espectrómetro puede usarse para identificarlos. Como cuenta Kwan-Ming Ng, científico que ha participado en el proyecto, a Science “esas cargas eléctricas hacen que puedan ser peligrosos para detectar sustancias en el cuerpo humano”. Por ello, Ng tuvo la idea de acoplar un generador de Van de Graaff al espectrómetro para cargar electrostáticamente la superficie de la piel de manera segura. Los científicos bautizaron este nuevo método como ‘Megavolt’.
Tocar el generador durante solo dos segundos carga el cuerpo humano con 400.000 voltios e ioniza todos los componentes del cuerpo humano. Para detectar la sustancia que se quisiera analizar se colocaría la parte del cuerpo humano que podría haber estado en contacto con esa sustancia, por ejemplo un dedo, cerca de entrada del espectrómetro de masas.
Ng y sus colaboradores probaron este método con un voluntario que se colocó diferentes sustancias como explosivos, líquidos inflamables, cocaína o paracetamol. Este voluntario puso una mano sobre el generador y movió otra mano delante de la entrada del espectrómetro de masas. El espectrómetro identifico correctamente cada una de las sustancias que el voluntario llevaba.
Este método también fue capaz de detectar compuestos en el aliento de cuatro voluntarios que soplaron con una pajita en la entrada del espectrómetro de masas a la vez que tocaban el generador de Van de Graaff, después de haber mascado chicle o haber bebido vino. El espectrómetro fue capaz de detectar esas sustancias en el aliento de los voluntarios.
El método no solo seria capaz de detectar drogas o explosivos, también podría ayudar a diagnosticar enfermedades. La técnica es rápida y proporciona una lectura en segundos, algo básico si decidiera usarse en lugares públicos como los aeropuertos o las comisarías de policía.