Rocío Sotillo tiene claro que para llegar a ser un buen científico, ademas «de mucha capacidad de trabajo y sacrificio, que se da por supuesto», hay que estar en el sitio correcto en el momento preciso. Esta joven farmacéutica hizo la tesis bajo la dirección de Mariano Barbacid y Marcos Malumbres, dos referentes en el mundo de la investigación oncológica.
Después de haber «aprendido mucho con ellos» en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Rocío se trasladó a Estados Unidos. En la actualidad trabaja en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular de Monterotondo, en Italia, donde estudia «por qué hay determinados tipo de cánceres, como el de pulmón y el de mama, que responden muy bien al tratamiento y que al cabo de un tiempo pueden volver a aparecer, mucho más agresivos, y para los que ya no hay remedio».
Es decir, cuál es el paso que dan a la recidiva, «tratamos de entender qué mecanismos van mal y por qué hay células del timor primario que no llegan a morirse y vuelve a aparecer».
Madre de dos hijos, Rocío asegura que «ser investigadora y madre es un poco incompatible. Yo antes tenía muchos hobbies, pero ahora no te queda tiempo para nada. Trabajamos fines de semana, festivos, los experimentos no siempre salen bien… Pero tenemos mucha motivación».