Confeccionadas a base de materiales reciclados, las «criaturas» de la artista española Begoña Lund relatan historias nostálgicas y sencillas en pleno centro de Lisboa para hacer sonreír y que nos alejemos de los problemas del mundo.
«Pizpireta» es la escultura principal, la protagonista de la instalación de la artista bilbaína que se cierra este domingo en el escaparate de la firma de moda Penhalta, en la avenida Liberdade, la principal arteria de la ciudad.
Bajo el título de «La boda de Pizpireta», la composición cuenta el enamoramiento de una muchacha «bondadosa y presumida», «hecha de amor y campo», donde creció escuchando los cuentos de su abuela y que acabó casándose con un joven portugués llamado Joao.
El relato se escenifica junto a otras figuras que simbolizan la nostalgia de un tiempo perdido a partir de una composición de telas, madera, metales y otros materiales reciclados.
«Las criaturas son la expresión del arte como una huida del mundo difícil que vivimos. Sirven de relajación. Es el arte de poder arrancar una sonrisa», explica a EFE Lund.
Durante dos años, Lund elaboró en su taller las once figuras que completan la colección que empezaron como unos simples retales y formas encontrados en un centro social en Lisboa.
Con un trabajo pormenorizado y «cariño de madre», estas «criaturas» fueron ganando identidad a partir de una composición de pintura y artesanía, que incluye desde cristales, móviles y cables a juguetes y caracolas de mar.
Las «criaturas» formaron parte también el año pasado de una exposición en Troia (sur de Lisboa), junto a obras de Joana Vasconcelos, una de las figuras más prominentes del arte contemporáneo portugués.
La escritora portuguesa Teolinda Gersao se inspiró en las peculiares figuras y les dedicó varios de sus textos, porque, como relata la madre de las criaturas, «compaginaban bien» con su obra.
Además de esculturas de este tipo, el mundo creativo de Begoña Lund incluye cuadros y «esculturas al cuello», obras con las que busca su personalidad y transmite su forma de ser.
El arte, según Lund, «nos hace preguntarnos, hay mucha conversación en el proceso creativo».
De sus obras, le gusta «lo que tienen de apariencia, de mentira» y la forma en que muestran «cómo voy cosiendo la vida».