Beitia, que aseguró que esta fue su última competición como absoluta –«la próxima será como veterana»– dedicó el metal a todas las mujeres con motivo del Día Internacional y a su entrenador Ramón Torralbo. «Se la dedico al cincuenta por ciento», dijo la cántabra, que saltó 2,00 metros.
«Estoy muy feliz, tengo 34 años, y ya podéis imaginar cómo estoy por este bronce, aunque en mi interior sabía que el oro estaba fácil», dijo a la IAAF la montañesa, cuyas rivales no saltaron más que ella, pero sí en menos intentos.
«A partir de ese momento ya no pude subir más», dijo Beitia tras el segundo envite en los dos metros, el que le dio el bronce mundialista, el tercero de su carrera bajo techo. «Cada competición es un regalo para mí y hoy, ante dos buenas rivales, creo que fue una bonita prueba», finalizó.