La dramaturga Paloma Pedrero ha recogido esta tarde el VII Premio Dionisos para proyectos teatrales con repercusión social que la Unesco Comunidad de Madrid ha concedido a la ONG de la que aquella es presidenta, Caídos del Cielo, ocupada en hacer teatro con personas sin hogar.
Pedrero, que se ha mostrado nerviosa y emocionada por este reconocimiento, ha querido resaltar que, en estos momentos de crisis económica, «la mayoría estamos en riesgo de exclusión social y es difícil distinguir quiénes son caídos y quiénes voluntarios».
La ONG Caídos del cielo pretende hacer una revolución a través de la creatividad «y no a partir de la política enfermiza», ha destacado la autora en un acto celebrado en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
Se trata de la séptima edición de este premio que ha sido concedido por unanimidad a esta ONG por «la defensa de los valores humanos y cívicos» y porque «busca el bien común», ha reconocido la presidenta del Comité de Teatro de la Unesco Comunidad de Madrid, Juana Escabias.
«La Unesco siempre busca el progreso humano, y para ello es imprescindible la cultura. La cultura no es un adorno que se puede cortar con tijeras; es algo que no es prescindible», ha resaltado Escabias.
Esta ONG hizo su primera representación con personas sin hogar en 2008 y, tras actuar en el madrileño Festival de Otoño, consiguió estrenar en el Teatro Fernán Gómez de la capital. Un proyecto que continúa desde entonces y, de hecho, pronto estrenarán su cuarta obra, «Magia Café».
Con un profundo amor por los desamparados y conscientes de que un indigente no tiene recursos para defenderse del mal, pretenden que el arte escénico sea un medio para que personas en riesgo de exclusión puedan recuperar la autoestima y confianza en sí mismas.
«Aunque parece más fácil ayudar a los otros cuando uno está bien, en Caídos del Cielo hemos descubierto que, cuando uno está fatal, solo puede salir del pozo mirando alrededor, aparcando el lamento y convirtiendo su dolor en belleza, en belleza para dar al prójimo», defiende Pedrera, que considera que todos, hasta «el más pobre y desabrigado», tiene algo que dar.
Una ONG que se reconoce «sin techo» y que, además de concienciar a la sociedad sobre esta problemática, da la oportunidad a personas sin hogar de reconocer el dolor, hablar de la soledad y la dureza de la calle.