Llega el 15 de agosto, festivo nacional, cambio de quincena y uno de los momentos del año en los que más turismo se mueve. En Barcelona, las largas colas por la huelga en seguridad en el Prat se juntan con los actos de Arran, la asociación cercana a La Cup que está realizando actos de protesta en contra del turismo. Un agosto difícil para una ciudad que es el primer destino turístico preferido para todos los europeos. ¿Qué está pasando con el turismo en España?
Lo que la prensa ha llamado »turismofobia» es un movimiento de protesta que ha derivado en vandalismo. Los miembros de Arran pegan carteles, hacen pintadas (hasta ahí todo relativamente inofensivo) y han llegado incluso a parar un autobús lleno de turistas para gritar consignas en contra del turismo. La propia alcaldesa de Barcelona ha calificado de intolerables estos actos y ha asegurado que se investigarán, pero también ha dicho que hay un debate sobre la sostenibilidad del turismo que no puede obviarse. Si hemos llegado a este punto, ¿qué subyace detrás de la »turismofobia»?, ¿debe España plantearse controlar el turismo?
Estos son los principales argumentos a favor y en contra de egular el turismo
A FAVOR DE REGULAR EL TURISMO
- Un turismo de alcohol y fiesta: Los vecinos de las zonas de playa de la costa mediterránea llevan años quejándose. Desde Benidorm a Magaluz, pasando por Barcelona o Palma, los turistas que llegan no vienen a disfrutar de las playas o la cultura española. Vienen a emborracharse en paquetes cerrados a bajo precio, algo que no aporta al turismo de la región sino solamente a las agencias de viaje que los organizan.
- Alquileres prohibitivos por los pisos turísticos: Cada año llegan más turistas a España y mucos prefieren coger apartamentos turísticos y Airbnb antes que hoteles. El turismo tradicional se ha trasladado a los edificios céntricos, a los barrios. En ciudades como Madrid la mayoría de los madrileños se han tenido que trasladar a las afueras con la subida del precio de los alquileres y la baja oferta, pero en otros sitios como Barcelona o Palma, la barrera del mar hace imposible que se creen barrios satélite y se hace imposible encontrar piso en la zona.
- Rechazar trabajos por falta de casa: Ante esta situación con los alquileres, cada vez son más las personas que han tenido que renunciar a empleos en estas zonas turísticas. Trabajar no es rentable cuando cobras 1.200 euros y un piso de 50 metros te cuesta más de 1.000 al mes.
- Cuotas de turismo: Regular el turismo no es descabellado, no supone «destruir» el turismo, solamente mejorar la convivencia. Por ejemplo, en Baleares, el actual Ejecutivo de PSIB-PSOE y MÉS ha abogado desde el principio de la legislatura por un cambio en el modelo turístico y, de hecho, el martes entró en vigor la modificación de la Ley de Turismo para acabar con la «especulación» en el alquiler de las viviendas y promover un modelo «responsable, sostenible y equilibrado». Con esta ley se fija un «techo máximo» de plazas turísticas en Baleares, de 623.624, de ellas 300.127 hoteleras, 92.931 de alquiler en vivienda vacacional y 42.649 disponibles en una bolsa de plazas. ¿Por qué no hacerlo también en otras zonass?
EN CONTRA DE REGULAR EL TURISMO
- Aporta un 11% al PIB: España es un país en el que el turismo, tanto interno como extranjero, supone una parte importante de nuestra economía. El turismo crea empleo y crea riqueza, a los hoteleros, a los comerciantes y también al resto de la zona.
- Imponer cuotas reduciría el bienestar de la zona: El turismo aporta anualmente cerca de 200.000 millones de euros al PIB español. Para que se alcancen estas cifras es necesaria la llegada de millones de turistas que dejan su dinero en bares, comercios, museos, alojamiento o transporte. Si se impusiesen cuotas turísticas, lógicamente, el dinero gastado en estos comercios disminuiría, causando daños en el bienestar de los trabajadores de la zona, no solo de los hoteles.
- Es vandalismo: Además, las »protestas» de Arran en contra del turismo no se pueden calificar como tales. Son actos de vandalismo. En Cataluña, comunidad donde se iniciaron las acciones contra intereses turísticos, la Generalitat ha expresado que «velará por los visitantes y por la imagen de la marca Cataluña» y para ello ejercerá la acusación particular en la causa del ataque al bus turístico de Barcelona, que reivindicó Arran, organización juvenil vinculada a la CUP. Por este ataque también presentó una denuncia Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), que valoró los daños materiales y el paro del servicio en 1.849,24 euros.