«Quiso meter la mano en el avispero y salieron avispas a picarle». La frase es de Miguel Durán, abogado del número 2 de la Gürtel, Pablo Crespo. Explica de forma breve y visual lo que le ha sucedido a Manuel Moix, que este miércoles se ha quedado en el camino de alcanzar siquiera los 100 al frente de la fiscalía Anticorrupción.
¿En qué consiste el avispero? Quizá en este dato del que nadie habla, pero que todo el mundo puede encontrar en la última memoria de la Fiscalía General del Estado: de los 340 procedimientos penales abiertos el último año, solo 22 casos llegaron a juicio; y de éstos, 19 desembocaron en sentencias condenatorias.
El ratio de eficacia es del 5,5%. Un año antes fue del 4,5%. Ninguna empresa, pública o privada, regida por criterios de eficacia en la asignación de los recursos, consentiría estos porcentajes. Y, sin embargo, así se lleva desempeñando la Fiscalía Anticorrupción desde hace años. Muchos casos abiertos, para alborozo mediático, y muy pocos concluidos en procedimientos. Menos aún en condenas.
Moix pretendía acabar con las investigaciones “prospectivas” (esas que se abren para ver si aparece algo), poner a la UCO y la UDEF a las órdenes de los fiscales (y no al revés), repartir los recursos escasos de una forma más eficiente (por eso relevó a los fiscales del 3% por compañeros de Barcelona)…
Pero Moix llegó contaminado. Contaminado por esa conversación grabada a Ignacio González en la que el (presunto) corrupto expresidente madrileño confesaba a Eduardo Zaplana que Moix sería un tipo serio para dirigir la Fiscalía Anticorrupción y sortear así sus problemas con la justicia.
Superó Moix el asalto de su nombramiento, criticado por la oposición pese a ser avalado por la mayoría del Consejo Fiscal. Parecía que había superado también la polémica generada por mantener un criterio opuesto a uno de los múltiples registros de Lezo, no vinculado a la gestión de González en el Canal de Isabel II. A la tercera, ha sido cazado. ¡Una sociedad en Panamá! Qué importan los detalles.
“Tener la propiedad de un bien no le obliga a comunicar una herencia a sus superiores”, asegura el fiscal general, José Manuel Maza. Legal y compatible. Pero no presentable. Las avispas sabían que esta vez su aguijón sería definitivo ante la opinión pública.
Que pase el siguiente. A ver si se atreve también a meter la mano en el avispero de la fiscalía.