El presunto etarra Javier Aguirre Ibañez ha reconocido que huyó en febrero de 2010 a Bruselas (Bélgica) para librarse de un juicio por quemar un autobús, pero ha asegurado que «nunca entró en su cabeza» integrarse en el »frente de refugiados» de ETA y que si cumplió en la clandestinidad las normas que marcaba la banda terrorista fue por una cuestión de «pura lógica» para sustraerse de la acción de la Justicia, pero no porque le obligara ninguna «organización».
Aguirre, que se enfrenta a trece años de cárcel por delitos de pertenencia a organización terrorista y falsificación documental, ha relatado en el juicio que se celebra contra él en la Audiencia Nacional cuál fue su «periplo» hasta llegar a la capital belga, donde le acogió el etarra Ventura Tomé, que, según ha dicho, se presentó con el nombre de »Manu» y en ningún momento le dijo que perteneciera a la banda.
«¿Usted no sabía si era miembro de ETA, si había violado a una menor o si era un asesino psicópata? ¿Usted que dice que tiene un título universitario y no es tonto, nunca le preguntó?», le ha inquirido el fiscal Miguel Ángel Carballo. «No salió de mí porque era un hombre que no daba pie a hacerle preguntas. Supuse que huyó de España por razones políticas», ha respondido el acusado, que ha precisado más adelante que «si hubiera pensado que fuera de ETA, hubiera hecho lo posible por no vivir con él».
Si su compañero de piso era parco en palabras, Aguirre ha dado muestra de no compartir este atributo con Tomé y se ha explayado ante el tribunal, hasta el punto de que su presidenta, Concepción Espejel, le ha conminado a no perderse en detalles «irrelevantes» y el fiscal le ha espetado: «No le pregunto por sus sensaciones, le pregunto por hechos».
«NO QUERÍA DAR MÁS PROBLEMAS A MIS PADRES»
Aguirre, que ya está condenado por causar daños a un cajero automático, ha explicado que en septiembre de 2007 comunicó a su familia y a su novia que iba a darse a la fuga porque tenía un «miedo grande a acabar en la cárcel» tras haber sido citado a un juicio por la quema de un autobús en Vitoria. «No entendía por qué estaba imputado, me asustaba la situación y estaba en una situación de shock y tristeza porque hacía poco que un amigo había muerto», ha añadido.
«Le había prometido a mi madre y al resto que no me iba a meter en más problemas, que bastantes problemas le he dado a mis padres», ha proseguido el acusado, para añadir que se refugió en la vivienda de un amigo en Hendaya, donde adoptó medidas de seguridad, que, a su juicio, eran «obvias, aunque solo fuera por haberlo visto de Hollywood».
Allí, desechó la «idea loca» de trasladarse a Francia, escribió cartas sobre «amor y esperanza» a sus seres queridos y entregó a su amigo una carta «razonada» sobre el por qué necesitaba documentación falsa. Poco después, recibió otra misiva en la que se le preguntaba si quería entrar en «la organización». «Tenía tan clara mi respuesta, no entraba en mi cabeza ni barajé la opción de entrar en ella. No quería ingresar en ETA, lo digo rotundamente», ha sentenciado.
DOCUMENTACIÓN FALSA, «EL PISTOLETAZO PARA SALIR A LA VIDA REAL»
En Hendaya permaneció encerrado hasta que recibió una documentación falsa, bajo el nombre de «Alex», que se convirtió en su «pistoletazo de salida para salir a la vida real» y con la que consiguió el 28 de febrero a 2010 trasladarse a Bruselas, donde se mantuvo gracias a los cerca de 12.000 euros que le hizo llegar su familia durante su vida en la clandestinidad y vivió con el etarra Ventura Tomé hasta ser detenidos el 28 de octubre de 2011.
En la vista, los peritos han expuesto como el acusado cumplía con el »modus operandi» que marcaba el »Ihesko» (colectivo de refugiados de ETA), al igual que hacían otros »huidos» en Francia, Reino Unido o México, donde llevaban una vida aparentemente «normal» a cambio de recibir asistencia jurídica, social o psicológica de la banda y de suministrarle recursos o contactos. «Un refugiado es un miembro de ETA», han concluido.
Varios documentos incautados tras la detención en mayo de 2008 del jefe político de ETA Francisco Javier López Peña, »Thierry», apuntaron que el abogado Joseba Agudo Mancisidor, alias »Pagoa», fue uno de los diseñadores de la estrategia de crear el »frente de refugiados».