La abogada Rosario Martínez Prieto, que asistió de oficio a Miguel Ángel Muñoz Blas tras su detención como acusado de asesinar a la peregrina estadounidense Denise Pikka Thiem en abril de 2015, ha asegurado que todo el proceso se ajustó a la ley, incluso de forma «especialmente escrupulosa».
La letrada ha testificado hoy en el juicio que se sigue en la Audiencia de León contra Muñoz Blas, de 41 años, a petición de la Fiscalía, que trata de desmontar la tesis de la defensa de que el acusado confesó su culpabilidad por las presiones que recibió tras ser detenido.
Ha explicado que sus servicios como abogada de oficio fueron requeridos sobre las 22.00 horas del 11 de septiembre de 2011, poco después de que Muñoz Blas fuera detenido en la localidad asturiana de Grandas de Salime, y ha precisado que su patrocinado proclamó su inocencia y se negó a declarar en la Comisaría de Astorga (León).
La letrada ha dicho que pudo hablar con el acusado en varios momentos y que éste nunca le comentó que hubiera sido objeto de presiones o malos tratos por parte de los agentes que lo detuvieron.
«De haber sido así hubiera tomado las medidas oportunas para salvaguardar sus derechos», ha apostillado.
El lunes 14 de septiembre de ese año Muñoz Blas declaró en el juzgado de Astorga ante la magistrada que ha instruido el caso e inicialmente se declaró inocente, si bien cuando ese mismo día estaba siendo explorado por una médico forense y una psicóloga anunció que quería prestar una nueva declaración, según ha precisado la testigo.
La abogada ha señalado que pidió a la jueza que se retrasase la declaración hasta el día siguiente debido a que el acusado había contratado los servicios de otro letrado para que se hiciese cargo de su defensa.
«La jueza desestimó mi petición porque entendió que en ese momento estaba correctamente asistido y le tomó declaración ese mismo día, sobre las 21.00 horas», ha rememorado la letrada que ha subrayado que la magistrada le preguntó al acusado «si quería declarar libre y voluntariamente, a lo que éste asintió».
También ha destacado que antes de declarar por segunda vez pudo hablar por teléfono con su nuevo abogado, y ha explicado que se confeso culpable de la muerte de la peregrina.
«Se respetaron todos los derechos y garantías procesales, e incluso de forma especialmente escrupulosa por la naturaleza de los hechos», ha remarcado la testigo.
En su opinión, durante la segunda declaración en la que admitió su culpabilidad «se mostró coherente» en el relato de los hechos.
«Aunque estaba cansado como todos ese día, en ningún momento aprecié incoherencia alguna», ha puntualizado.
Tras esta declaración, meses después el acusado volvió a proclamar su inocencia y denunció que se había confesado culpable por las presiones que había sufrido tras su detención, motivo por el cual su defensa reclamó la nulidad del proceso, que fue desestimada primero por la Audiencia y posteriormente por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL).
Esta mañana también ha declarado en el juicio una vecina de Castrillo de los Polvazares (León) que ha explicado ante el tribunal cómo hasta en dos ocasiones vio como «aparecían y desaparecían» señales con falsas flechas indicadores del Camino de Santiago que redirigían hasta las inmediaciones de la vivienda del acusado.
Además, ha indicado que vio puestos para vigilar a los peregrinos en el entorno de la vivienda del acusado camuflados con ramajes de encina.
También ha recordado que vivió una situación «muy incómoda» cuando el acusado se le quedó «mirando fijamente» un día que se cruzaron cuando él iba en bicicleta y ella caminando.
Por último, también ha testificado la encargada del albergue de Grandas de Salime donde estaba hospedado el acusado cuando fue detenido.
Ha explicado que se inscribió como un peregrinó más y lo hizo mostrando su DNI para completar la ficha correspondiente, datos que, siguiendo el procedimiento habitual, tienen que ser trasladados diariamente a la Guardia Civil.
Esta testigo había sido solicitada por la defensa, que trata de incidir en que Muñoz Blas se fue a hacer el Camino de Santiago y no estaba huyendo al verse presionado por el aumento de las batidas en zona de Astorga en busca de la peregrina.