El jefe de un trabajador que murió en enero de 2010 en un polígono industrial de Martos (Jaén) aplastado por una saca de pienso de unos dos metros de altura y 1.200 kilos de peso, ha admitido este martes, en la vista oral celebrada en el Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén, la ausencia de un pestillo de seguridad, en el gancho que sirve para elevar dicha saca, en el momento en que tuvo lugar el accidente mortal.
En el juicio, José Luis P.O. ha alegado que «la saca se izaba con los medios que había», si bien era la grúa la que tenía un pestillo de seguridad, puesto que el del gancho «se había averiado unos días antes y los empleados se lo habían dado al mecánico» para repararlo. Así, ha argumentado que «no tenía ni idea de que habitualmente se empleaba una cadena» que abrazaba la saca que no era reglamentaria.
Asimismo, ha explicado que los desperfectos que hubiere «los arreglaban los mismos trabajadores o un mecánico externo», puesto que, como ha aseverado, «ellos llevan el mantenimiento». En cuanto al accidente en sí, ha indicado que «no hay necesidad de quedarse debajo» de la saca, en referencia a la circunstancia precisa del accidente, que, cuando se produjo, el trabajador se encontraba debajo, en concreto, en paralelo al artilugio.
En esta línea, ha defendido que el trabajador había recibido formación «específica» en el propio lugar de trabaja así como en Linares (Jaén), a diferencia de los inspectores, que en el juicio lo han negado, pues, al menos, se trata de una documentación que no se adjuntó en la instrucción junto al resto de pruebas.
Tal y como ha manifestado un agente de la Guardia Civil, encargado de la inspección ocular que se realizó en el lugar de los hechos una vez acaecido el desafortunado incidente, se encontró con una cadena enganchada a la saca, la cual «creía que era un elemento que no tenía que ver con el accidente», pero que analizó después de no entender «cómo había tenido lugar» el mismo.
«ALGO» PARA UNIR LAS ESLINGAS
De esta forma, el agente ha incidido en que el trabajador había tenido que buscar «algo que uniera las eslingas de la saca», ya que ésta era «tan grande que tenía que utilizar una cadena». Además, ha señalado que, a pesar de que él mismo no lo vio, los compañeros de trabajo que estaban ese día en la empresa le aseguraron que el cuerpo había sido «totalmente aplastado», pues «ni siquiera se veía bajo la saca».
De su lado, uno de los inspectores de trabajo, el primero en hablar ante la titular del Juzgado de lo Penal, ha expresado que «los accesorios de elevación no reunían los requisitos necesarios», si bien se cometió una «infracción de medidas de seguridad en forma de manipulación de la carga», puesto que, el gancho «carecía de un pestillo de seguridad», había una cadena para abrazar la saca «no reglamentaria» y el trabajador se encontraba en una zona donde «no debía».
Por su parte, otro perito ha comentado que las cuatro eslingas de la saca «deberían haber sido sustituidas por una carretilla elevadora», sin embargo, al no utilizarla, había que utilizar un elemento que las uniera, como era una cadena.