El expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, el primero en responder a las preguntas del fiscal Alejandro Luzón, ha asegurado desde el banquillo de los acusados que como consejero «disfrutaba de una tarjeta de libre disposición pero que era un complemento retributivo», algo que la fiscalía considera incompatible. ¿Cómo puede un complemento salarial no tener límite y ser utilizado para gastos personales?
Además, ha declarado que, años más tarde, cuando dejó de ser consejero de la caja pública y pasó a la presidencia, le retiraron esa tarjeta y le dieron otras dos: una para gastos de representación y otra, la llamada »black», como complemento retributivo aunque de libre disposición.
De esas dos tarjetas, asegura que «no las autorizaba él» sino que era un sistema implantado desde 1995 con normalidad en la Caja y que «ninguno de nosotros se preocupaba» por el tratamiento fiscal que se aplicaba a los gastos.
«Yo no tenía límite en mi tarjeta»
Esta explicación no le ha parecido razonable al fiscal, ¿cómo es posible que el dinero de las »black» fuese una parte del sueldo si no tenía límite?, ha repetido en varias ocasiones sin conseguir una respuesta clara.
Sin embargo, Blesa ha insistido en que las tarjetas de los consejeros sí que lo tenían, un límite anual y otro mensual. Sobre este límite mensual, ha asegurado que si se aumentaba un mes se disminuía al siguiente. Pero el fiscal le ha contestado que en los registros ese «descuento» no llegaba a hacerse nunca.»Ah, eso ya no lo sé», ha sido la escueta constestación del expresidente.
El que no tenía un límite era el propio Blesa, que ha admitido que ni él ni los directivos de la caja tenían, «sólo los consejeros». Preguntado por qué no había límite, el expresidente ha contestado que el uso de las tarjetas y la cantidad de dinero que se gastaba «era acorde a una caja que iba creciendo y aumentaba su volumen de negocio».
«Nadie se preocupaba» de si se pagaban impuestos
También en contra de la hipótesis de que los gastos de las »black» eran retributivos, el fiscal le ha recordado a Blesa que éstos no aparecían en la misma cuenta de gastos de pago a directivos, si no que estaban ocultas en una cuenta diferente. La respuesta han sido más balones fuera. Blesa ha asegurado que ignoraba cómo se llevaba la contabilidad ya que éste no era su trabajo y que «nadie sabe qué tratamiento fiscal se está dando a sus retribuciones».
«Nosotros creíamos que esa retención se hacía y no estabamos pendientes» de si se pagaban o no los impuestos correspondientes, ha declarado.
“Hay una retribución que es el sueldo, otra que son en especie como los fondos de pensiones o acceder a créditos con condiciones mas favorables, otras que son de dietas y luego las tarjetas”, ha explicado, aunque solo algunas de estas se encuentran registradas en la cuenta de “pagos a consejeros” y solo a algunas de ellas se les aplicaban retribuciones. Las tarjetas »black» eran justamente las que no aparecían.
En 23 años nadie dijo que hubiese un problema
Otro de los argumentos esgrimidos por el expresidente de Caja Madrid ha sido que el sistema llevaba implantado desde antes de que él llegase a la caja como consejero y que en ningún momento se vio como algo extraño o fuera de la normalidad. Además, asegura que «se realizaron dos inspecciones» mientras él estaba en la caja y ninguna de ellas declaró ninguna irregularidad.
El fiscal basa parte de sus conclusiones en un informe posterior a la etapa Blesa, realizado por KPMG, en el que se dice que no se tiene constancia de que estas tarjetas fuesen retribuciones. Por ello, le ha preguntado si los auditores estaban al tanto de la existencia de las tarjetas.
“No lo entiendo, como pueden los auditores saber si esas tarjetas son retribuciones o no, si no están en la contabilidad” ha preguntado, “Tienen suficientes pistas, bueno, lo voy a decir más serio, documentos”, ha respondido Blesa, aunque no ha sabido explicar en qué acta o documento se encontraba la información.
«No sé de dónde se saca Bankia los movimientos de las tarjetas»
Después del interrogatorio de la Fiscalía, Miguel Blesa se ha negado a contestar al FROB y a Bankia, que actúan como acusaciones particulares, al considerar que no están legitimadas al no ser las »descendientes» de Caja Madrid.
Sí que ha contestado a las preguntas de su propio abogado insistiendo en que el documento de Excel en el que están desglosados los gastos realizados con las tarjetas no tiene validez. «No sé de dónde se saca Bankia los datos», ha dicho, ya que no existen documentos oficiales que los acrediten. Sin embargo, el propio tribunal ha denegado esta mañana la pretensión de las defensas de anular esta prueba, una de las principales para sustentar el caso.