Galicia es la comunidad autónoma más susceptible de sufrir incendios, según indican tanto el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales como la propia experiencia. La explicación de esto es que en Galicia la cultura del uso de fuego de los agricultores y ganaderos está muy arraigada. Junto a ella, el oeste de Castilla y León (Zamora, León y Salamanca), Murcia, la región del Levante, Extremadura, el este de Andalucía y Catalunya son otras donde el peligro es importante.
En el otro lado de la balanza se encuentran País Vasco, Navarra y La Rioja, además de la Comunidad de Madrid que, si bien su riesgo es bajo los daños económicos y la repercusión de un incendio es muy alta.
Durante la última década, los incendios más devastadores han tenido lugar, principalmente, en las zonas de mayor riesgo aunque, a pesar de que no pudiera parecer, también Madrid ha sufrido uno de los más graves. Galicia ha sido, con diferencia, la peor parada en la historia de los incendios del país si se suma cada uno de los focos de cada año: esa es una de las razones por las que su presupuesto es más amplio que el de otras.
1994. Ocho incendios a la vez y un año negro para Valencia
Más que un solo incendio, lo que ocurrió en 1994 fue una serie de catastróficas desdichas, que acabaron provocando ocho grandes incendios de forma simultánea. En todo este año se quemaron más de 435.000 hectáreas, más del doble de la extensión afectada en 2012, el peor verano desde que comenzó la década de los 2000.
Sólo en este año, 33 personas murieron en más de 19.000 incendios. Las zonas más afectadas fueron Moratalla (Murcia), Millares, Fontanares y Requena (Valencia), Espadilla (Castellón), Villarluego (Teruel), San Martín de Boniches (Cuenca), Yeste (Albacete) y Nonaspe (Zaragoza).
Este fue un año especialmente malo para la Comunitat Valenciana, que vivió el incendio de Millares, provocado por un rayo, durante más de una semana, un incendio que acabó con más de 25.000 hectáreas y en el que seis personas perdieron la vida.
1998. 18.000 hectáreas perdidas en Bages (Catalunya)
El 18 de julio de 1998 se originaba un foco en Aguilar de Segarra justo debajo de los cables de una línea de alta tensión debido al mal estado del tendido eléctrico. La línea era de 1913. A la vez, cuatro pirómanos encendían sendos fuegos con un mechero. El incendio se extendió hasta alcanzar casi 18.000 hectáreas en la comarca del Bages.
2003. Más de 30 focos que destrozaron 35.000 hectáreas en Extremadura
El verano de 2003 fue uno de los más catastróficos para la comunidad extremeña, que fue escenario de una ola de incendios que se fueron sucediendo, provocados por rayos, y que se fueron tragando más de 35.000 hectáreas.
Casas de Millán, la sierra de Santa Ana y la de Mirabel quedaron prácticamente arrasadas, Valencia de Alcántara igual, Las Hurdes también sufrió…
2004. Más de mil evacuados en once localidades de Huelva y Sevilla
El 27 de julio de 2004 Huelga se convertía en un horno. En un paraje de Minas de Riotinto, un conato de incendio avanzó sin control hasta convertirse en un gran incendio forestal. Más de mil personas tuvieron que ser evacuadas del Berrocal, Escacena del Campo, Minas de Riotinto, Nerva, Paterna del Campo y Zalamea la Real, todas ellas de Huelva, y en Aznacóllar, El castillo de los Guardas, El Garrobo, Gerena y El Madroño, en Sevilla.
En Sevilla dos personas perdieron la vida al quedarse atrapadas en un vehículo por el fuego. La catástrofe acabó con más de 35.000 hectáreas calcinadas.
2005. Una barbacoa que acabó con 11 almas
Un día de julio, unos excursionistas que comían en la Cueva de los Casares (Riba de Saelices) descuidaron su barbacoa y provocaron uno de los incendios más devastadores del país. De hecho, se trata del peor incendio de la última década, dada la cifra de víctimas mortales: once almas se cobró este voraz incendio.
El incendio acabó con más de 10.000 hectáreas de monte arbolado, más de 2.300 de matorral y pasto y cerca de 150 de superficie no forestal. Ciruelos del Pinar, Luzón o Tobillos tuvieron que ser evacuados y el fuego no fue reducido hasta cinco días después. Cinco días de infierno.
2006. Extremadura no se recupera del de 2003 y Galicia, al límite
Tres años después del gran incendio de Extremadura, Cañaveral, Portezuelo y Pedroso de Acim fueron escenario de otro gran incendio. Se trata de uno de los más grandes de la comunidad y fue provocado por la chispa del soldador con el que trabajaba un equipo para arreglar un quitamiedos. El fuego calcinó casi 2.000 hectáreas.
También Galicia fue una de las comunidades autónomas más afectadas este verano. El 10 de agosto se llegaron a estar activos 281 focos simultáneamente. Este verano, Pontevedra acabó con 38.000 hectáreas calcinadas, A Coruña con 28.000, Lugo con 8.500 y Ourense con 2.000.
2007. Cuatro incendios, 40.000 hectáreas perdidas
El incendio de Canarias de 2007 fue, más bien, una ola de incendios: cuatro focos, tres de ellos calificados como grandes incendios, asolaron la isla de Gran Canaria y Tenerife, en un fuego que estuvo activo cerca de medio mes.
Sólo en Gran Canaria se calcinó una cuarta parte, cerca de 20.000 hectáreas; en Santa Cruz de Tenerife, sumando los de La Gomera y Tenerife, llegaron a perderse 19.000 hectáreas.
2009. Cinco bomberos perdieron la vida en Tarragona
En extensión no ha sido de los peores, pero sí en bajas. Cinco bomberos perdieron la vida en el incendio de Horta de Sant Joan (Tarragona), que se desató el 21 de julio de 2009 y que arrasó con 1.100 hectáreas. Eso sí, estas hectáreas formaban parte de un parque natural.
2012. Valencia sigue siendo foco
Más de 45.000 hectáreas acabaron totalmente arrasadas en Valencia durante el verano de 2012, cuando se perdió el control de dos focos de incendio, uno en Cortes de Pallás y otro en Andilla. Después de las más de 13.000 hectáreas forestales que se calcinaron en Empordà, convirtieron Valencia en una comunidad terriblemente afectada.