La capital de Italia se ha convertido en el bastión de los siluros mutantes. Enormes peces de hasta tres metros que aunque habitan en el agua acechan en las orillas para capturar aves, ratas, perros y hasta humanos, según informa Russia Today.
Estos ataques tienen lugar a cualquier hora. Da igual que sea de día o de noche porque nadie está seguro en los márgenes de los ríos romanos.
Investigadores de la Universidad de Tolouse en Francia han estudiado el caso de estos titánicos peces y han llegado a la conclusión de que su gigantismo se debe a mutaciones causadas por una dieta inadecuada, unida a la mala ecología.
Como no disponen de algas y peces pequeños para comer, los siluros gigantes y hambriendos se han lanzado en masa y al ataque de cualquier otra presa.
Esto también ha desertados el instinto de aficionados a la pesca que los exhiben como pieza de caza.