La familia que mata unida, permanece unida. Santa Clarita Diet, la nueva comedia de Netflix se está convirtiendo en un fenómeno de masas. Todos los que la han visto la recomiendan, pero con matices. «Es una serie mala, pero para pasar el rato está bien», es la opinión más extendida.
Lo cierto es que esta serie, protagonizada por Drew Barrymore, tiene altibajos a lo largo de sus diez episodios y puede resultar desconcertante en algunos momentos. El argumento es tan sencillo como que una típica madre americana, vendedora, se despierta un día convertida en zombie. Empieza comiendo carne cruda, pero pronto no es suficiente y su familia, su hija y su marido, interpretado por un estelar Timothy Olyphant, intentan protegerla ayudándola a matar.
Sangre por todas partes
Los, para mi gusto pocos, asesinatos que incluye la serie son especialmente explícitos. Pero siguiendo las directrices del género gore, la ingente cantidad de sangre y visceras hace que lleguen a ser esperpénticos. Además, la actuación de Drew Barrymore llega a su punto más alto en los momentos en los que su personaje debe matar. Su cara de inocencia complementa las visceras de sus víctimas.
Si la intención de Santa Clarita Diet era hacernos reir a carcajadas, no lo consigue. Se trata, en realidad, de un humor absurdo que arranca sonrisas y alguna que otra situación especialmente surrealista. El doblaje de Barrymore al castellano tampoco ayuda y, aunque el resto de personajes están más conseguidos, recomendamos encarecidamente la versión original.
Actuaciones estelares
Sin embargo, nos quedamos con su marido Joel (Timothy Olyphant) que no solo alegrará la vista del público femenino, sino que borda un personaje nada fácil. Joel sigue siendo humano y debe enfrentarse a los cambios que sufre su mujer en el día a día. Se refugiará en la marihuana, legal en California, y en buscar una cura.
Su cara de sorpresa y su sonrisa de fumado mejoran en cada capítulo.
Merece una mención especial el cameo de Nathan Fillion, el actor de Castle, que pese a actuar solo en unos pocos episodios deja una huella imborrable.
Pese a que Netflix aun no ha anunciado si habrá o no una segunda temporada, Santa Clarita Diet dará mucho de qué hablar. No por ser especialmente buena o divertida, ni siquiera por sus buenos diálogos. Sino por sacar el gore de la gran pantalla y meterlo en nuestras casas.