Aitor Luna ni siquiera formaba parte del casting para optar al papel protagonista de la serie »Alatriste» de Telecinco, pero nada más verle, Enrique Urbizo, que dirige los dos primeros episodios, supo que Aitor tenía que ser el hidalgo Diego Alatriste. «Construí un palacete para el cásting, y ahora si tuviera que dibujar a Alatriste, dibujaría a Aitor Luna, es él«, explica a Teinteresa.es José Manuel Lorenzo, productor de la ficción durante nuestra estancia en Budapest.
Pero es más, el propio Arturo Pérez Reverte está feliz con el actor. «Cuando vió el primer capítulo dijo: «He olvidado a Viggo Mortessen (que había protagonizado la película sobre su novela) a los cinco minutos«.
Teinteresa.es ha charlado con Aitor Luna (que siempre es simpático, irónico y alocado a partes iguales) en Budapest y lo cierto es que nada más verle, tan espigado, con ese bigote y mucho más delgado, causa impresión. Aitor es, sin duda, Alatriste.
Aitor, ¿cómo está siendo ser Alatriste?
Currando de sol a sol, pero muy a gusto. Es muy emocionante dar vida a este personaje.
Nos dicen que en dos semanas, te convirtieron en un asesino con la espada…
Sí, ahora voy con la daga conmigo a todas partes (risas). No se me da mal. Jesús Esperanza hizo un trabajo conmigo maravilloso, estuve con él 24 horas en total, 24 días una hora al día, y me enseñó todo. Lo que pasa es que aquí hacemos otro tipo de luchas, no hay tiempo para hacer florituras ni aprenderte una coreografía como eran realmente en la época. En la peli, para grabar la última pelea estuvieron una semana y nosotros en ese tiempo casi hacemos dos capítulos. No hay casi tiempo para enseñar, pero se me da bien, hemos tenido la suerte todos de que se me dé bien (risas).
¿Estar en un proyecto así asusta?
Da mucho miedo. Porque habiendo hecho Viggo Mortessen este papel en el cine que es como lo más, ahora llego yo como »hola, vengo a cogerte el relevo»… (risas); y encima las novelas de Reverte, que son tan cañeras, tan poderosas y el personaje es tan potente que intentar meterte en la piel de este tío impone mucho. Y luego buscar el término medio entre las novelas y la serie, porque tiene que tener un tinte más aventurero, el personaje habla más de lo que habla en las novelas…
¿Cómo llegaste al casting para el papel de Alatriste?
Me llamaron para hacer el cásting en el último momento, en el último filtro, yo no estaba en las opciones para el personaje. Era el más joven de todos, fui al casting con la única motivación de que iba a hacer algo delante de Enrique Urbizu. Yo pensaba que no era para mí sino para un actor 12 años mayor que yo. Iba completamente tranquilo, para dar lo mejor de mí a Urbizu y conocerlo.
Tal vez por eso te cogieron no…
Puede ser que eso fue lo que funcionó. Cuando me llamaron, me comí las novelas hoja a hoja (risas) y fueron dos meses de locura absuluta pensando «madre mía, voy a hacer Alatriste, dónde me estoy metiendo, Viggo Mortensen, la espada, Budapest…». Y fueron dos meses preparándome a mi bola porque no ha habido tiempo para ensayos, ha sido como entrar a matar desde junio que llegamos a Budapest.
¿Puede ser este el papel de tu vida?
Hasta el momento lo es. No sé si de mi vida porque espero vivir muchos años (risas). Supongo que lo veremos, todo es muy volátil y relativo que funcione o no, que te lleve a algún lado o no. Hasta ahora, por lo que estoy haciendo, la implicación y todo, lo es. Ha sido dejar mi vida, meterme en un hotel…
Ya nos han hablado del bar »Illy» al que vais todos…
Ya no lo frecuento tanto porque hace frío… (risas). Era como el bar de »Friends» donde nos reuníamos todos. No he salido mucho, descanso un fin de semana de cada dos, no existe el domingo porque hay que estudiar… Así que no me da ni para salir, creo que he salido cinco veces desde junio.
«Tenemos el ok de Pérez Reverte. Eso es un premio»
¿Has podido hablar con Pérez Reverte?
Hablé con él dos veces y también »acojona». Después de admirarlo porque es muy grande, tuve una comida con él y Urbizo y tampoco yo hablé mucho. Al lado de dos grandes sólo puedes escuchar. Hablamos un poco a nivel resumen del personaje, me hizo un resumen rápido y le vi luego hace un mes. Vimos el capítulo 1 y 2 juntos y la verdad que le gustó mucho. Fue un premio para mí.
¿Será la serie fiel a los libros?
Somos fieles, pero hay personajes que no existen en las novelas, otras tramas… por eso son »Las aventuras del capitán Alatriste». Estamos a caballo entre las novelas y la serie. Yo también soy más expresivo, en la novela es más parco.
¿A ti te ha gustado lo que has visto?
A mí me ha encantado lo que he visto. Ver una serie española así hecha, con unos escenarios brutales, la fotografía, el reparto…
¿Cómo definirías tú a Alatriste?
Está desencantado, ha visto tanta miseria, los dos lados que se ven en una guerra, el más horrible y el más amable. Y encima está entre dos mujeres, no me quejo, porque qué dos mujeres (risas). Tiene los dos mundos, la Lebrijana, que es lo más parecido a un hogar, y su amor imposible que es María de Castro, una historia que no puede ser, un quiero y no puedo… Es un poco la vida…
Nos ha dicho Lucía Jiménez que te da más de un bofetón..
Algún tortazo sí que ha caído. Y también algún accidente. En una coreo del segundo capítulo me clavé un gavilán de la espada y pensé que me había traspasado la mano. Pero va todo tan rápido que al ver que no me había traspasado en medio segundo, continué. Y fue muy emocionante porque se me llenó la daga de sangre como si hubiera matado a alguien.
¿Estás ya recuperado de tus males tras el accidente de moto?
Bueno, sí. No he tenido mucho tiempo para ponerme en forma porque son doce horas de curro, estudiar, descansar… Encima ir al gimnasio es como suicidio. Se me quedó una tibia un pelín más larga que la otra, uso una plantilla… Son consecuencias ya de por vida. Pero vamos, no se nota (risas).
¿Qué vas a hacer cuando termine el rodaje de »Alatriste»?
Morir (risas), ya tengo el ataud reservado… Descansar, porque entre el accidente en 2010 y que mis últimas vacaciones fueron en 2007, estoy agotado, que no me quejo porque es trabajo. No he parado así que tengo ganas de que llegue enero e irme por ahí lejos con una caravana, o visitar a un amigo a Los Angeles y aprender inglés y desconectar.