La robotización de la sociedad podría venir acompañado de un crecimiento del PIB per cápita, un aumento considerable del empleo y los beneficios sociales, como la mejora de las condiciones laborales, la formación de los profesionales y una economía más competitiva. Los enemigos de la evolución digital cada vez tienen más complicado augurar un futuro apocalíptico para el mercado de trabajo.
Los datos han demostrado con el paso del tiempo que todas las revoluciones tecnológicas han incidido positivamente en el crecimiento económico, laboral y en el bienestar de las sociedades. Eso sí, cada etapa ha conllevado grandes cambios. El mejor método para minimizar los aspectos negativos es adaptarse lo más rápido a la aparición de los robots y la inteligencia artificial, para que el saldo laboral sea finalmente positivo.
Es lo que defiende el último informe del Observatorio Adei, que asegura que la robotización de la sociedad generará un aumento de la renta per cápita en las sociedades avanzadas y mantendrá estable su tasa de empleo.
El mercado, por su parte, deberá adecuarse a la autonomía de la de las máquinas inteligentes en algunos entornos productivos y complementar el trabajo con el razonamiento humano.
Menos del 10 % de paro
La cuarta revolución industrial ha generado un gran debate en la sociedad. Los sectores más vulnerables a la metamorfosis tecnológica han centrado sus quejas en la destrucción de puestos de trabajo, en lugar de descubrir las nuevas oportunidades que incorpora el proceso. “Puede elevar simultáneamente la riqueza y el número de empleos de la economía”, reza el documento.
En este sentido, los expertos del Observatorio Adei, apuntan al crecimiento del PIB per cápita desde los 24.000 euros actuales hasta los 33.000 euros en 2030, si la productividad aumenta cerca del 1,3 % cada año como tienen previsto. Pero, para ello, es fundamental que se articulen las políticas adecuadas y los principios técnicos en las nuevas generaciones de trabajadores.
El paro es uno de los lastres que España arrastra a lo largo del tiempo. Actualmente, la tasa se encuentra al 17,7 %; sin embargo, la automatización del trabajo podría situarla en torno al 7 %. La reducción del paro iría de la mano de un incremento de 3,2 millones de puestos de trabajo adaptados a la digitalización, un aumento de 600.000 trabajadores que requieren un alto componente humano -no sustituibles por máquinas- y la desaparición de 1,4 millones de empleos en ocupaciones remplazadas fácilmente por robots.
Los perfiles más demandados
La cuarta revolución tecnológica demandará un gran número de puestos de trabajo relacionados con la física, las matemáticas, las ingenierías, las finanzas y la comunicación. Es decir, las llamadas “ocupaciones avanzadas”. Según Cedefop, organismo dependiente de la Comisión Europea, estas profesiones son las que mayor potencial de crecimiento obtendrán en el periodo de proyección contemplado desde 2015 hasta 2025. Además, tienen un menor riesgo de robotización porque serán los encargados de coordinar la automatización.
No obstante, también hay espacio para otras ocupaciones con un alto componente de trabajo humano, como los trabajadores de los servicios de hostelería y restauración, los que se dedican a los cuidados personales, los servicios de protección y seguridad, así como los directores y gerentes.
Los más perjudicados, por su parte, serán aquellos empleos relacionados con la contabilidad y la administración de empresas, los trabajadores agrarios e industriales, así como los operadores, montadores y ocupaciones más elementales.
Para alcanzar estos niveles de empleo y bienestar social -subraya el informe- es imprescindible dirigirse hacia un nuevo sistema de educación e inclusión laboral, y que los beneficios de la digitalización se extiendan al conjunto del tejido productivo y de consumo.