No es la ayahuasca, bebida utilizada por los pueblos indígenas amazónicos, ni las de origen sintético: la flaca, la caníbal o la superman, es mucho más dañina que todas éstas.
La última y más novedosa droga es una pasada. ¡Flipas con ella! Ha conseguido en muy poco tiempo superar a todo lo que ya había en esta materia y tener una gran cantidad de adeptos y los efectos más alucinantes que ningún estupefaciente tenía hasta la fecha.
¡Es la bomba! Pero el éxito no viene por ahí, sino por el hecho de ser con diferencia la más barata del mercado. No requiere ser esnifada ni tampoco inyectarse nada en vena, barrera que echaba para atrás a muchos usuarios, pues se consume a través de los ojos. ç
En inglés se llama «screen» y se comercializa en varios formatos. Paradójicamente, la más peligrosa con diferencia es la más pequeña.
Si ya lo sé, me he delatado. Estoy hablando del móvil. No sólo del móvil, estoy hablando del ordenador, de la tablet, de la TV, de los «wearables»… lo que viene a ser una pantalla conectada a un dispositivo inteligente. ¿Inteligente? Me cabe la duda…
El caso es que veo con estupor cómo nuestra sociedad se moderniza y se hace eco de las nuevas tecnologías y nosotros, las ovejas, nos apresuramos a asimilarlas en nuestra vida cotidiana. Al son de que son útiles y que nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, nos están abduciendo. Yo ya no sé ir a casa de mi amigo Carlos sin el Google Maps.
Sólo me acuerdo de mi propio número de teléfono y el de mi mujer. Quizá los que dejemos de ser inteligentes en un futuro no muy lejano seamos nosotros. Con saber darle al botón será suficiente para tener una vida placentera. Te darán las dosis necesarias para tu correcta alimentación, te transferirán la información acorde con tu capacidad cognitiva, si no te llega, te enchufarán una memoria adicional y te relacionarán con tu pareja ideal, evitarán cualquier contacto con agentes patógenos y alargarán tu vida hasta el infinito y más allá. ¡Cojonudo! Y mi pincho de tortilla, ¿cómo me lo como yo?
Y ¿para qué? ¿A dónde nos lleva todo esto? Dejo la respuesta para algún guion de alguna película cara de Hollywood. Y honestamente no quiero saber cómo acaba, me imagino que mal.
¿Es inevitable o imparable? No estoy en contra del avance. Yo de momento me agarro a una frase que nos enseñó el mundo del tabaco y de las bebidas alcohólicas después de mucho tiempo cometiendo errores. Y es la de «consumo responsable». Se puede tener o hacer de todo, pero con moderación.
Como en todo buen plan de marketing, primero han despertado nuestra necesidad y ahora toca hacerse ricos, perdón, ampliar mercado. Pero la ambición de los lobos no tiene límites y han aumentado su público objetivo, ya hasta las abuelas chatean con el WhastApp, creo que Android y Apple ya superan el millón de aplicaciones y juegos maléficos que si no juegas un día, te machacan a través de las notificaciones, – Tus tropas están siendo atacadas por «Wolfgang» -.
A Facebook le falta decirte cuando te toca ir al baño, que por cierto es un momento alto de consumo. Y lo más preocupante son los niños y adolescentes. Saben que son clientes cautivos de los que obtendrán pingües beneficios en el futuro. Están mermando su capacidad de aprendizaje, de relacionarse y aumentando la dependencia del aparato en cuestión. Se vuelven agresivos si no funciona la wifi o se cae un servidor. Ya hemos demostrado en el pasado que el populacho no tiene límites. Si algo nos gusta, aunque sea venenoso, nos lo comemos, nos lo fumamos o nos lo bebemos hasta reventar.
Aprendamos de nuestros errores y empecemos a cobrar a todas estas empresas que se dedican a fomentar la pantalla, un buen canon disuasorio para poder pagar al elenco de oculistas, psicólogos, psiquiatras, coaches y demás profesiones que conformarán la Seguridad Social del futuro. Si es que existe Seguridad Social en el futuro, que ésa es otra. Las operadoras de telecomunicaciones, las de Silicon Valley, los Pokemons… tienen que hacer una propuesta honesta, transparente y responsable al consumidor.
Si su producto engancha, aunque no sea una droga al uso, tienen que advertirlo y poner los medios para que las ovejas no se «jarten» hasta que no puedan más. ¡Si yo estuviera en EE.UU. ya los habría demandado a todos! O construimos un mundo mejor de forma responsable desde las empresas o estamos abocados a la extinción de la vida inteligente (si es que algún día lo fue).
Me da mucha pena verme enganchado y veros a todos vosotros también permanentemente detrás de una pantalla iluminada. La evolución sin control se nos dará la vuelta y nos arrasará. Y cuanto más tardemos en darnos cuenta peor. Hay que poner remedio urgentemente. Un día veremos en la pantalla «Game over» y adiós.
El lujo será no tener móvil ni acceso a internet, ya lo veréis.