¿Cómo se forman y evolucionan las galaxias? ¿Ocupa el Sol un lugar privilegiado dentro de la Vía Láctea? Son preguntas que podrán contestarse en los próximos años gracias a la cartografía de más de 1.000 millones de estrellas que Gaia está realizando. Las imágenes tomadas por la sonda revolucionarán lo que el ser humano conocía hasta ahora: la tecnología 3D permitirá incluso mirar hacia el futuro del universo.
Lanzada al espacio por la Agencia Espacial Europea (ESA) el 19 de diciembre de 2013, Gaia está dando los primeros frutos de su trabajo. El año pasado publicó su primer catálogo con más de mil millones de estrellas analizadas o, lo que es lo mismo, la mayor muestra conocida hasta la fecha. Pero su actividad continúa con el objetivo de medir posición, distancia y movimiento de estos objetos celestes de un modo muy preciso.
Los datos se plasmarán en un mapa en 3D con el que se podrá saber dónde se encontraban antes y cómo estarán después de ser inmortalizados por la sonda espacial.
“Gracias a Gaia, pondremos a prueba los modelos teóricos sobre la estructura y la distribución de las galaxias y seguro que se podrán mejorar”, afirma a teinteresa.es José Hernández, ingeniero de la ESA en el proyecto. El científico explica que la nueva información obtenida será muy útil para examinar las tesis existentes sobre cómo se forman y evolucionan las galaxias. “Incluso el posible que consigamos algún descubrimiento inesperado”, añade.
La misión durará alrededor de cinco años y sus resultados tendrán impacto en prácticamente todas las áreas de la Astronomía: el catálogo final servirá de referencia durante varias décadas de investigación. “No podemos viajar a las estrellas, como si fueran lugares de la Tierra, pero sí tenemos la tecnología para atisbar el universo que nos rodea”, subraya Hernández.
Una tarea muy compleja
Pero la tecnología no lo es todo en el proyecto. La tarea de procesar los datos es muy compleja, debido al elevado número de observaciones y la precisión exacta con las que se tienen que efectuar. Los expertos de la ESA son los encargados de calibrar los instrumentos de Gaia y así eliminar los errores. El método se lleva a cabo a través de las propias observaciones, como reconoce el ingeniero español: “Tenemos que orientar la sonda con la posición de las estrellas de modo simultáneo hasta que las posiciones calculadas coincidan con las observadas”.
En la misión trabajan más de 400 expertos de 20 países europeos, aunque el procesamiento de los datos se realiza en Madrid, Barcelona, Cambridge (Reino Unido), Toulouse (Francia), Turín (Italia) y Ginebra (Suiza). Cada centro va añadiendo sus propios datos al proyecto y, por ello, los modelos de trabajo son cada vez más precisos y más complejos.
Para minimizar el riesgo a cometer errores, la ESA necesita la mayor fiabilidad durante el almacenamiento de su información. La agencia utiliza para ello las soluciones y el almacenamiento de la compañía NetApp. Este sistema da la posibilidad de acceder indefinidamente a los documentos cosechados con el paso del tiempo. “Todo gira en torno a los datos”, admite Ruben Álvarez, director de tecnologías de la ESA.
“Llamamos a nuestra web ‘la biblioteca del universo’ porque guardamos archivos científicos de todas nuestras misiones. De este modo, ofrecemos un punto de acceso público desde el que explorar el universo”, recalca Álvarez.
¿Qué será lo próximo?
Después de Gaia, a juicio de José Hernández, seguramente llegará una segunda parte con un “Gaia infrarrojo”. Dentro del disco de la Vía Láctea la ESA ha descubierto que hay mucho polvo que impide ver correctamente las estrellas, por lo que sin este tipo de luz la cartografía en 3D no estará completa del todo.
Asimismo, una vez terminado Gaia continuarán estudiando cómo están distribuidas el resto de las galaxias.
“Si algo hemos aprendido con la Ciencia es que cuando exploramos, encontramos respuesta a algunas preguntas, y nos surgen otras nuevas igual o más interesantes”, finaliza el ingeniero de la ESA en el proyecto Gaia.