Nuggets, galletas o un plato de raviolis. La impresora en 3D Foodini comercializada por Natural Machines es la primera en el mundo en imprimir comida. Apelando a los que no tienen experiencia en la cocina o no tienen tiempo para estar entre fogones, la start up con sede en Barcelona venderá por internet el nuevo robot de cocina.
Aunque aún no está a la venta, se calcula que rondará unos 1.000 euros este nuevo »electrodoméstico» que imprime comida fresca a gusto del usuario.
A través de cinco cápsulas de comida en las que se incluyen los ingredientes principales de en consistencia semisólida, el aparato cocina el plato seleccionado. Estas cápsulas funcionan como la tinta de la impresora convencional. La empresa investiga la comercialización de los pequeños envases ya preparados con los ingredientes en su interior, de forma que puedas comprar «cápsulas de ravioli» e ir a casa a imprimirte unos.
La sede de la empresa, formada únicamente por cuatro integrantes, sigue buscando vías de financiación, debido a que se sus responsables están convencidos de que va a ser una revolución al igual que lo fue el microondas.
En sus orígenes la impresora se pensó como un instrumento de repostería, aunque hoy se presentan como una alternativa a la comida rápida, especialmente para aquellos que tengan escasos conocimientos culinarios.
La impresora no necesita que su usuario sepa manejarse en la cocina, e imprime la pasta, galletas o chocolates en distintas formas.