El bitcoin pasó el 1 de agosto por uno de los momentos más trascendentales desde que apareció en 2009. La moneda virtual, que efectuó un cambio en sus normas –bifurcación-, tenía entonces dos caminos: relanzarse o morir. Los primeros días han demostrado que el éxito ha sido rotundo. Tanto es así que grandes países como Rusia y Australia han iniciado los procesos para regular las criptomonedas en sus sistemas económicos y legales.
Drogas, armas, actividades terroristas y estafas económicas han rodeado desde sus inicios al bitcoin. Estos han sido los principales argumentos de sus detractores. Sin embargo, el tiempo ha evidenciado que tiene otras utilidades y se ha convertido en un fuerte valor de inversión reconocido a nivel mundial: el 18 de agosto alcanzaba su máximo histórico, al cambiarse una unidad por 4.350 dólares (más de 3.700 euros).
Grandes grupos de banca de inversión, como Goldman Sachs, o el gurú de los negocios Ronnie Moas recomiendan a sus clientes que confíen en el bitcoin para aumentar su capital. “El mundo luchará por la criptomoneda, mientras la confianza en la moneda tradicional y en otras inversiones se deteriora”, manifestaba Moas en una entrevista con la cadena CNBC. Su servicio Standpint Research es uno de los más prestigiosos en el mundo de las finanzas.
¿Por qué quiere Rusia legalizar el Bitcoin?
Desde 2014, Rusia ha procesado alrededor de 150 casos relacionados con las criptomonedas. Compra de drogas, blanqueo de capitales o falsificación de tarjetas y documentos bancarios, son algunos de los delitos que se han cometido utilizando el bitcoin. En este sentido, los expertos del Ministerio de Interior ruso han reconocido que cuentan con recursos y métodos limitados en su lucha con este tipo de crímenes, debido al anonimato de las transacciones.
“Una de las cualidades de las criptomonedas es su carácter supranacional, que hace inviables e ineficaces las medidas prohibitivas por parte de un Estado”, reza un informe desarrollado por estos expertos. Se refieren al proyecto de ley que Banco Central y Ministerio de Finanzas elaboraron para vetar el uso de las monedas virtuales y que el tiempo ha puesto en evidencia.
Por ello, los técnicos del Ministerio del Interior ruso han recomendado al Parlamento –Duma Estatal-, que se encuentra elaborando un proyecto de ley sobre la legalización del bitcoin u otras monedas similares, que establezca un sistema de licencias para emitir criptomonedas y obligue a las entidades a recoger los datos de sus clientes.
Australia adoptará el bitcoin como moneda oficial
El caso de Australia es muy distinto al ruso. El país oceánico está estudiando la adopción del bitcoin como moneda oficial, paralela al dólar australiano, con el objetivo de ser más competitivos frente a sus vecinos asiáticos. La propuesta ha sido presentada por varios senadores de los dos partidos mayoritarios: liberales y laboristas.
“No podemos competir con nuestros vecinos asiáticos en la producción de bienes y servicios baratos. Podemos competir en servicios financieros, pero esto requerirá decisiones disruptivas. Para el Banco Central y las instituciones financieras australianas sería un salto revolucionario, que queremos facilitar creando el ambiente político adecuado”, afirma uno de los propulsores de la medida, el senador laborista Sam Dastyari.
En los próximos meses, probablemente el Ejecutivo australiano reconocerá el bitcoin como moneda oficial. La medida combatirá el error cometido en 2015, cuando las autoridades monetarias decidieron cerrar las cuentas bancarias de startups locales dedicadas a las criptomoneda, que tuvieron que emigrar a países más flexibles como Singapur, Japón o Corea del Sur.
Japón, paraíso del bitcoin
Desde hace unos años Japón es la meca del bitcoin. Acepta la moneda virtual en 4.500 locales y está previsto que para finales de 2017 la cifra aumente a más de 260.00 establecimientos.
El Gobierno es el principal defensor de la criptomoneda y ha decidido liberarla de impuestos para facilitar su uso comercial.
Por ejemplo, en el país nipón es normal pedir comida a domicilio y pagar con bitcoins o adquirir productos en cualquiera de las grandes cadenas de retail.