Entre 2000 y 2009, el número de usuarios en Internet pasó de 394 millones a 1.858. En 2010, el 22% de la población mundial tenía acceso a esta herramienta. Actualmente, el número de ususarios de esta red ya ronda los 3.000 millones. Mientras la cifra de personas que usan la red de redes no para de crecer, nunca antes tantos países habían sido afectados por algún tipo de censura en línea, ya sea a través de detenciones o de la adopción de las leyes represivas.
La lista de enemigos de Internet elaborada por Reporteros Sin Fronteras incluye a todos estos enemigos públicos ya sea en países con regímenes autoritarios o democráticos. Entre ellos se incluye a la Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán, la Oficina Estatal de información de Internet de China, pero también la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense o el cuartel de Comunicaciones de Reino Unido.
Esta censura y la vigilancia llevada a cabo en Internet no serían posibles sin las herramientas desarrolladas por las empresas del sector privado. Así la Red de Información de la Agencia de Seguridad de Etiopia ha seguido la pista a los periodistas estadounidenses gracias a spyware, un programa desarrollado por la compañía italiana Hacking Team y la NSA ha utilizado los servicios de Vupen, una empresa francesa especializa en la identificación y aprovechamiento de fallos de seguridad.
Las empresas privadas no son los únicos proveedores de vigilancia tecnológica a los gobiernos. El Gobierno ruso ha exportado su sistema de espionaje SORM a territorios próximos como Bielorrusia, hasta el punto de que en el país bielorruso existe un decreto que obliga a instalar ese tipo de sistema en el país.
China está ayudando a Irán en su proyecto por desconectarse de la World Wide Web y desarrollar su propia red interna controlada por el Gobierno iraní (Halal Internet). Un experto en control de la información asesora a la Guardia Revolucionaria de Irán, al Consejo Supremo para el ciberespacio y al Grupo de Trabajo para la Identificación de Contenido Criminal. El Gobierno chino provee, además, sistemas de seguridad a Zambia y a Uzbekistán.
La página web Watchdog informó en febrero de 2013 que el Gobierno de Zambia estaba trabajando con China para instalar una red de vigilancia en Internet. El bloqueo de esta web en junio de 2013 mostró que Zambia quería tomar el control de la información online en el país.
China también tiene representación en Uzbekistán a través de ZTE, una empresa china que abrió una oficina allí en 2003 y que desde entonces se ha convertido en el principal proveedor del país de módems y routers.
La NSA, el GCHQ, la Unidad de Servicios de Internet de Arabia Saudí, el FSB de Rusia y el Servicio de Seguridad y de Inteligencia Nacional de Sudán son algunos de los organismos de seguridad estatales que han ido mucho más allá de su núcleo de funciones en aras de censurar y espiar a periodistas y datos de proveedores.
En Colombia, una unidad de vigilancia estatal digital interceptó más de 2.600 mensajes de correo electrónico entre periodistas y portavoces internacionales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante las últimas conversaciones de paz entre las FARC y Representantes del gobierno colombiano.
Haciendo caso omiso de las objeciones de muchos grupos de derechos humanos, el Parlamento francés adoptó en diciembre de 2013 un programa militar que permite a las autoridades espiar las comunicaciones telefónicas y de Internet en tiempo real sin pedir un permiso de un juez.
En Túnez, el Gobierno anunció la creación de una Agencia Técnica de Telecomunicaciones (ATT) en noviembre de 2013 con el propósito de monitorizar las comunicaciones con el fin de ayudar en las investigaciones judiciales sobre ‘crímenes de información y comunicación’. Su repentina creación por decreto sin ninguna consulta a la sociedad civil provocó la alarma de inmediato entre la ciudadanía, ya que revivía la etapa de la Agencia Tunecina de Internet (ATI), símbolo de la censura bajo el derrocado presidente Zine el-Abine Ben Ali.
En países como Turkmenistán, Siria, Vietnam y Baréin el gobierno controla la infraestructura de Internet. En Siria e Irán, la velocidad de Internet se reduce a menudo drásticamente durante manifestaciones para impedir la circulación de las imágenes de la protestas.
Medidas más radicales son empleadas muy a menudo. En noviembre de 2012, las autoridades sirias cortaron Internet y las redes sociales telefónicas durante más de 48 horas. En China, el Gobierno desconectó Internet durante varias horas el 22 de enero 2014 para detener la distribución de los informes sobre el uso paraísos fiscales por los miembros de la elite china.
En Sudán, las autoridades desconectaron Internet en todo el país durante 24 horas el 25 de septiembre de 2013 para prevenir que las redes sociales se utilizan para organizar protestas.
En Venezuela, Nicolás Maduro ha obligado a filtrar contenidos de naturaleza insensible. Las autoridades ordenaron que se bloqueasen unos 50 sitios web sobre el intercambio de tarifas para el alza de la inflación con el argumento de que estaban alimentando “una guerra económica” contra Venezuela. En febrero las autoridades ordenaron el bloqueo de todas las imágenes en las cuentas de Twitter para evitar la difusión de las fotografías durante las protestas.
En Cuba, solo los cubanos »más confiables» tienen acceso a la red de redes en sus hogares. La conexión a Internet solo es posible para el resto de la población a través de los cibercafés, los cuales solo dejan utiliazar el correo electrónico (en manos del Gobierno), y los sitios web y servicios extranjeros en el caso de los turistas.